El Salvador: Violencia, mujeres y política | Ines Martínez
Violencia, mujeres y política
INES MARTÍNEZ
Todas las mujeres hemos sido víctimas de algún tipo de violencia en El Salvador. Como violencia hay que entender cualquier acción o expresión que menoscabe la dignidad de la persona con el objetivo de causar daño físico o mental. En el caso especial de la mujer, por el simple hecho de serlo, tratando de ridiculizarla, humillarla, posesionándose de su cuerpo, sometiéndola para que haga lo que se desee.
Entre otras formas de violencia está la simbólica, que trata de objetivizar el cuerpo de la mujer y reducirla a una “cosa”; desde exhibir a una mujer desnuda, elaboración de montajes, llámese memes u otra forma de representación del cuerpo; acoso callejero, violaciones sexuales incluso por sus parejas; son, entre otros delitos, el diario vivir de las mujeres en El Salvador, pero que, al mismo tiempo, no tienen voz para poder defenderse.
Somos una sociedad machista y patriarcal que ha legitimado todo tipo de violencia contra la mujer"
En El Salvador es un riesgo ser mujer. Para febrero de 2019, según datos oficiales de la Policía Nacional Civil (PNC), se incrementaron al 12% los feminicidios, que son homicidios cometidos a mujeres por odio, en su mayoría son ejecutados por parejas: novios o esposos con motivos principales de celos o control del cuerpo de la mujer.
A través de los años, el país se ha posicionado a nivel latinoamericano como el número uno en el cometimiento de feminicidios de acuerdo al conteo realizado por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG) de la CEPAL, teniendo un impacto directo en las familias, en las comunidades y, sobre todo, en las generaciones futuras.
El Salvador nunca le ha apostado a la disminución de la violencia contra la mujer de manera estructural. Desde 1989 y pasando por 1995, el país ha firmado diversos acuerdos internacionales para poder tomar decisiones en materia legislativa y judicial al respecto. Es de reconocer algunos avances, como por ejemplo la creación de dos leyes que tienen como objetivo darle vida a una especie de protección hacia la mujer.
Estas son la Ley especial integral para una vida libre de violencia contra la mujer (LEIV) y la Ley de igualdad, equidad y erradicación de la discriminación para las mujeres (LIE), que obliga a las instituciones del Estado a realizar acciones para lograr la igualdad de mujeres y hombres en todas las esferas de la vida.
Es de reconocer que la reforma al artículo 51 de la LEIV es de especial importancia para la prevención de la manipulación digital que existe actualmente. En dicha reforma se establece de 4 a 8 años de prisión a quienes difundan material con contenido pornográfico en el que se utiliza la imagen de las mujeres sin su consentimiento.
En cuanto a la creación de estas leyes, de manera general han dado herramientas importantes para poder regular este tipo de hechos. El mayor obstáculo lo tiene el órgano judicial, que no está preparado para ponerlas en práctica, pues, para que sea efectiva, es necesario concientización y ardua sensibilización, no solo para quienes son encargados de aplicarla, sino para toda la sociedad salvadoreña que continua avalando dichos hechos violentos.
Urgen acciones concretas que debe tomar el nuevo gobierno de Nayib Bukele y que los derechos humanos de las mujeres sean garantizados"
Somos una sociedad machista y patriarcal que, a través de las costumbres, ha legitimado todo tipo de violencia específicamente contra la mujer.
Estas malas costumbres, que se convierten en hechos delictivos, deben quedar en el pasado. Estamos ya en una época nueva. Es tiempo de hacer una nueva política y crear políticas públicas de Estado. No podemos hablar de seguridad y de equidad sino incluimos a las mujeres, a las adolescentes y a la niñez.
Urgen acciones concretas que debe tomar el nuevo gobierno liderado por Nayib Bukele y que los derechos humanos de las mujeres sean garantizados por el simple hecho de ser personas. La violencia mata y hay intereses claros de algunos grupos de ideología conservadora en querer perpetuar el poder masculino. Dichos grupos incluyen la religión como forma de sometimiento, aparentemente inofensivo, pero tan dañino como un veneno.
Los derechos humanos no tienen ideología y tampoco partido político. Las niñas, adolescentes y mujeres merecemos una vida digna, pero es responsabilidad del Estado propiciar todos los espacios posibles.
Como reza el artículo 1 de nuestra Constitución “El Salvador reconoce a la persona humana como el origen y el fin de la actividad del Estado”. Es claro y preciso. No puede haber paz social si se continua violentado la seguridad de las mujeres.
Velemos porque se cumpla esto a partir de hoy.
Ines Martínez.