¡Que viene el fisco! | Damián Beneyto
¡Que viene el fisco!
DAMIÁN BENEYTO
Los costes de la pandemia para millones de ciudadanos han sido de ‘toma pan y moja’. Miles de negocios se han ido al traste y decenas de miles de ciudadanos, con ERES o sin ERES, se han ido al paro. El bicho de marras ha traído la miseria a mucha gente, además de enfermedad y muerte.
Cuando nos estábamos reponiendo de la crisis económica de 2008, va y los chinos nos hacen la pascua; sueltan, con intención o no -vaya usted a saber– al ‘florido’ Covid y ponen al mundo patas arriba. Lo que podría ser un argumento de una película de ciencia ficción se ha convertido en una realidad que, si las vacunas no lo remedian, puede diezmar a la humanidad además de empobrecerla severamente.
En España tuvimos suerte -no se rían- de que nos pillara el ‘covidazo’ cuando, gracias a una pérfida moción de censura y a unas componendas nauseabundas entre lo peor de cada casa, el gobierno estaba en manos del ‘Frente Popular’.
De haber gobernado en esas circunstancias el centro-derecha, a las víctimas del Covid habría que unir la de miles de ciudadanos enviados al otro barrio por las aguerridas huestes del socialcomunismo que, si gobernando ya apedrean al personal –for example, Vallecas-, imagínenselos teniendo que cumplir las normas de un estado de alarma ordenado por los ‘fascistas del PP’.
¡A las barricadas! ¡A las barricadas!
por el triunfo de la Confederación.
¡A las barricadas! ¡A las barricadas!
por el triunfo de la Confederación.
También, y para mayor regocijo -no se vuelvan a reír-, la solución a la gravísima crisis económica que nos ha dejado el virus comunista de Wuhan está en manos de este gobierno multirojelio con algún ramalazo naZionalista. Nunca se las vieron más gordas, pero ‘ancha es Castilla’ y ya saben eso de que ‘cuando un tonto sigue la linde, la linde se acaba y el tonto sigue’.
Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977. Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.
Con una deuda pública disparatada, y no por gastos sanitarios precisamente, nuestro simpar gobierno debe convencer a la Unión Europea de que son de fiar, si quieren recibir esa especie de ‘Plan Marshall’ de más de 140 mil millones de euros para recuperar la maltrecha economía post-Covid. Naturalmente, Bruselas pide garantías de que el dinero en cuestión se va a utilizar convenientemente y no para financiar francachelas, cuchipandas, jaranas y puterios, modelo PSOE andaluz.
También, ‘como no podría ser de otra manera’ (que se diría en politiqués), la UE exige medidas correctoras que tiendan a igualar la balanza entre lo que se gasta y lo que se recauda y ahí -si me lo permiten- está ‘la madre del cordero’.
Corregir la balanza entre lo recaudado y lo gastado se puede hacer de dos formas: aumentando la presión fiscal a los ciudadanos para mantener un desorbitado gasto público, o al contrario, bajar los impuestos para fomentar el consumo y como consecuencia la creación de riqueza y empleo; así se recauda más, pero de otra manera.
Pero ya saben ustedes que al rojerío en general lo que le va es hacer creer al personal que su supervivencia depende de ‘papá estado’ y para ello, no pueden permitir que los ciudadanos tengan autonomía económica, pues eso les impediría mantener el clientelismo electoral ahora existente.
La solución para mantener este estado subvencional es aumentar la presión fiscal, es decir, subir los impuestos y crear otros nuevos. No hay otra y, por supuesto, eso de que ‘afectará sólo a los ricos’ ‘átenselo a un dedo’, que diría un castizo. Aquí pagarán los de siempre mientras tengan con qué pagar, y pagarán además, también por lo que ya han pagado; el caso es que paguen, no sé si me explico.
De haber gobernado el centro-derecha, a las víctimas del Covid habría que sumar miles de ciudadanos enviados al otro barrio por las aguerridas huestes social-comunistas por disturbios en la calle"
El atraco a los bolsillos de los contribuyentes -que vamos a ser todos, hasta los subvencionados- está ‘a punto de caramelo’. Mientras andamos entretenidos en qué vacuna nos pondrán o si podremos ir a ver a la tía Paca a Pedrosillo de los Aires, el tal Sánchez y su banda de desvalijadores están preparando el latrocinio fiscal del siglo. A la subida del IRPF, donaciones, sucesiones, electricidad, diesel, etc., hay que añadir dos nuevos impuestos que van a gravar especialmente -y bastante- la economía de la clase media-baja de este país; me refiero al peaje en las autovías primero, y en el resto de carreteras después, y a la desaparición de la declaración conjunta del impuesto sobre la renta. Tomen nota los que votan a estos ‘rififis’ de pacotilla.
Lógicamente, los voceras de la siniestra, los sindicatos -¡pásmense!- y los medios de comunicación adeptos justifican este atraco amparándose en el manido argumento de que ‘hay que garantizar los servicios públicos y las pensiones’ y, para eso, hace falta pagar impuestos. ¡Claro que hay que pagar impuestos!, ¡faltaría más!, pero dentro de un orden y sólo para sufragar los gastos necesarios que garanticen el acceso de los ciudadanos a la sanidad, la educación, la dependencia, la cultura y por supuesto a unas pensiones dignas.
España es el país de la Unión Europea, y a lo mejor del mundo, que tiene mayor número de 'mamandurrieros' políticos por metro cuadrado y, por supuesto, eso lo pagamos los de siempre"
Lo que no es de recibo es que tengamos que pagar el despilfarro generado por el mantenimiento de estructuras políticas que no sirven para nada y los sueldazos de miles de golfos, muchos de ellos auténticos analfabetos funcionales, que en calidad de ‘asesores’ pululan por gobiernos, ministerios, diputaciones, ayuntamientos y otras instancias de las administraciones públicas.
España es el país de la UE, y a lo mejor del mundo, que tiene mayor número de ‘mamandurrieros’ políticos por metro cuadrado y, naturalmente, eso lo pagamos los de siempre. Mantenemos 19 gobiernos, 19 parlamentos, 41 diputaciones y una ingente cantidad de empresas públicas atiborradas de altos cargos, muchos de ellos sin oficio ni beneficio, que cobran astronómicos sueldos por ver pasar las nubes, que diría el sonatillo Zapatero, además de los miles de asesores de los que ya he hablado antes.
No soy contrario al estado de las autonomías, pero sí al despilfarro y al compadreo partidista. Sobran diputados, tanto nacionales como autonómicos; la mayoría sólo sirven para votar lo que diga su preboste de turno, sé de lo que hablo. Sobra el Senado si no actúa como una verdadera cámara territorial y la mitad de los senadores. Sobran las diputaciones, cuyas funciones deberían ser asumidas por los gobiernos autonómicos. Sobran casi todos los asesores a todos los niveles, para asesorar están los funcionarios que, además, están más cualificados. Sobran miles de estamentos públicos por su inutilidad manifiesta y también, en muchas ocasiones, por su duplicidad o triplicidad. Y, naturalmente, sobran los caraduras que, aprovechándose de su status político, se apropian y gastan el dinero público a manos llenas sin que el Tribunal de Cuentas -otro estamento que no sirve para nada- actúe.
En resumen, hay que adelgazar la administración en lugar de arruinar a los contribuyentes con impuestos, algunos de ellos, absolutamente injustos y arbitrarios.
Seguir con la política de engordar el gasto público innecesariamente a costa de los bolsillos del personal sólo conduce al empobrecimiento, a la falta de actividad económica y a la estatalización de los recursos fundamentales, hasta convertir a España en una república bananera bolivariana y, si no, al tiempo.
Damián Beneyto