Protagonistas de la Transición: Enrique Sánchez de León | Alberto Astorga
Enrique Sánchez de León Pérez
ENTREVISTA DE ALBERTO ASTORGA
¿Cómo describiría aquella España que ejercía la democracia en 1977?
Con tres características fundamentales; una, confusa, por no saber ni siquiera por dónde iba a ir su futuro, lo que iba a suceder a la muerte política de Franco; dos, miedosa, porque esa propia indeterminación producía inquietud y recordatorio de la aún reciente guerra civil española, cuyos odios, aun soterrados, estaban en su seno; y tres, enteriza, con una insospechada fortaleza social.
Los caminos para la evolución tenían, como se ha repetido infinidad de veces, tres vías: la conservación, la reforma o la ruptura. Naturalmente, la derecha eligió la lealtad al Caudillo; la reforma, el encauzamiento desde el centro; y la izquierda, la ruptura, principalmente el marxismo-leninismo. Así se planteaba la transición sociológica, que fue un largo proceso en el tardo-franquismo, que puede situarse entre 1970 y 1975.
¿Qué hemos ganado en estos 40 años de democracia? ¿qué perdimos? ¿se puede echar algo de menos?
Hemos ganadola democracia y hemos comprobado que vivir participativamente es una dura tarea que solo pueden aportar las sociedades desarrolladas.
Creo, honestamente, que la democracia en España es de baja calidad y que en Extremadura, dado el poder dominante desde 1982, es poco sentida, porque los modos y maneras autoritarias y desapacibles han pervivido. Así, se ha construido una apariencia de ribetes falseadores de una realidad que la izquierda no quiere reconocer. Y aunque Extremadura, que ha progresado en términos absolutos como todas las regiones españolas, no lo ha hecho en convergencia y proximidad de los índices económicos de estas. Seguimos siendo los últimos en casi todo.
En 1977 el político es generoso, patriota, vocacional y responsable. En estos momentos, lo primero y fundamental es el voto a costa de lo que sea; lo segundo, el interés personal, y lo tercero, el interés de la secta o de partido. Muy al final, el interés de España"
¿Cómo han cambiado los valores de la sociedad en todo este tiempo?
Indudablemente, los llamados valores de una sociedad occidental han periclitado casi por completo. La observación de este fenómeno deja consecuencias muy claras: ha debilitado toda la verdad; se ha degradado, en todos los ámbitos, el concepto de jerarquía; el respeto, la tolerancia, el diálogo y el consenso, prácticamente han desaparecido.
El odio está reverdeciendo en estos tiempos de confrontación guerra civilista y, lo que es peor, los partidos políticos, a la derecha se han prostituido por falta de sensibilidad social y corrupción; y a la izquierda por demagogia, falsas utopías y también corrupción; en el centro no queda nadie, excepto utopías aisladas, personas y algunas incipientes manifestaciones de la sociedad civil.
En Extremadura no hay dificultad alguna en demostrar la veracidad de estas afirmaciones.
¿Qué valores se honraban en aquella Transición a la democracia?
Me remito a lo anteriormente señalado y añado una diferencia sustancial. En 1977, y en términos generales, el politico es generoso, patriota, vocacional y responsable. En estos momentos, lo primero y fundamental es el voto a costa de lo que sea; en segundo lugar, el interés personal; y, en tercer lugar, el interés de la secta o partido; muy al final, el interés de España.
A veces la prudencia se confunde con cobardía y, otras veces, la demagogia con la sana utopía. Es un momento muy interesante y delicado de la vida española. El relativismo, es decir, el ‘según convenga’, prima sobre intereses y principios morales. la veracidad de estas afirmaciones.
¿Se podrían recuperar algunos valores para hoy?
Es difícil contestar concretamente, pero, en principio, yo antepondría, ante todo, la dignidad personal y, después, continuaría por una sociedad libre, lo cual es un concepto muy difícil de definir. Ambos se enlazan. Vivir en libertad es tener la posibilidad de ser digno; y ser digno solamente se consigue en libertad.
Cada comunidad debería de averiguar la forma de compaginar ambos conceptos. En Extremadura es necesario más progreso social y más libertad. Por eso, nuestro avance es muy difícil. Mucho más si no salimos de una cobardía social muy evidente.