Política y políticos varios | Carmen Heras

Política y políticos varios
CARMEN HERAS
El que dijo que la política está en todas partes acertó de pleno. En nuestra sociedad sigue vigente la inveterada costumbre de buscar, para lugares visibles por la opinión pública, a personas relevantes en cualquier sector, aunque este nada tenga que ver con lo que se va a representar.
Que se quiere promocionar una marca, un calzado, una normativa sobre el Covid,… pues se buscan personas conocidas por el gran público para que, cuando aparezcan en la publicidad del producto, la gente ‘escuche’ el mensaje y hasta los imite como referencias. De ahí proviene la idea de esas fotos promocionales recientes del presidente americano dejándose poner la vacuna contra el virus delante de las cámaras, o la de ciertas actrices famosas o gente de la nobleza embarcadas en causas solidarias cuyo membrete señalan y encumbran.

Fijamos nuestra atención en la clase política tradicional y dejamos de lado otras muchas formas de hacer política sin tener que aparecer ante los focos"
No se busca al experto, que es lo lógico, para que nos dirija y enseñe, porque en este país en el que vivimos, desdeñamos el verdadero saber ya que «todos hemos ido a la escuela» y, por tanto, nos sentimos perfectamente capacitados en cualquier tema de discusión o debate sin admitir las enseñanzas de nadie. Por el contrario, establecemos una relación competitiva del ‘yo también’ con cualquiera que ose decir que tuvo una gran preparación específica, asistió a una universidad de prestigio, etcétera.
Nuestros tiempos aún siguen fuertemente inspirados en los mensajes de la revolución francesa sobre la igualdad de los seres (Francia abolió la monarquía), aunque lo hayamos simplificado y convertido en algo profundamente falto de rigor, pero que nos creemos ‘a pie juntitas’: si todos somos iguales, no hemos de admitir ninguna lección de nadie.
Digo todo lo anterior porque, a fuer de fijar la vista en la llamada clase política profesional, hemos dejado de lado otras muchas formas de ‘hacer política’ por parte de protagonistas que no siempre aparecen delante de los focos, dando explicaciones de manera transparente. Todos ellos gozan de cierta libertad de movimientos para trabajar a favor de ‘lo suyo’, bien sea unos negocios, unas empresas de comunicación o unos puestos de relieve en su mundo profesional, sin tener que justificarse a cada momento.

Sin querer demonizar a nadie ni decir que la llamada 'clase política' sea extraordinariamente competente en lo suyo, es el chivo expiatorio de la mayoría de los desfases públicos existentes"
Curiosamente, apenas nadie los contrasta ni pone en duda sus buenas intenciones a favor del interés general, justificando que lo tengan propio. Recubiertos con el manto de la profesionalidad, se mueven sin interferencias exteriores tras sus propios objetivos y solo en momentos fuertemente delicados, la opinión pública puede volverse muy crítica hacia ellos y sus quehaceres, demostrados más por la vía de los hechos consumados que por sus declaraciones. Ejemplos los tenemos a la vista y no he de especificarlos por ser sobradamente conocidos.
Sucede así que, sin querer demonizar a nadie, pues gente buena existe en todos los lugares, y sin querer decir que la llamada clase política sea extraordinariamente competente en lo suyo, es esta última el -casi- único chivo expiatorio de la mayoría de los ‘desfases’ públicos existentes; es la que carga con el mayor peso de la culpa de las faltas públicas contra lo común, cuando lo cierto y verdad es que existen formas variadas de ‘hacer política’ sin necesidad de ser concejal, diputado o presidente de una comunidad. Más vale que lo sepamos.
Carmen Heras