Pablo Iglesias y la fábula del escorpión | Alberto Astorga
Pablo Iglesias y la fábula del escorpión
ALBERTO ASTORGA
Parece que Pablo Iglesias ‘va enseñando la patita’ de su verdadero carácter y de su talante. Y, siendo profesor de la Complutense, lo demostró ante ‘su público’. Ante un público que le jaleó con ciego entusiasmo y animó a seguir con risas, asentimientos y aplausos el linchamiento a la víctima del momento. Las invectivas iban dirigidas directamente contra Álvaro Carvajal, periodista de El Mundo, quien sigue a Podemos desde sus inicios e, indirectamente contra los medios de prensa en su conjunto.
Tuvo lugar en la Universidad Complutense donde quien no anima, no jalea, no aplaude o no asiente y participa, simplemente puede suspender o indisponerse con compañeros y profesores, lo que es el drama más absoluto para un universitario. Y si hay que hacerlo, se hace; porque tanto el coste de la matrícula como el futuro de la personas, va en ello.
Al todopoderoso líder de Podemos no le han gustado algunas portadas publicadas, por no tener la orientación o el contenido que a él le hubiera gustado. Y, viniendo de donde viene, es como para tener miedo, más aún cuando el artífice de esas amenazas se ha postulado recientemente como Vicepresidente del Gobierno con acceso a los servicios de inteligencia y vigilancia del CNI, así como a los datos personales de todos -ojo, todos- los ciudadanos. Pero la contradicción de todo este asunto se refleja en las dos partes ahora enfrentadas.
Pablo Iglesias y Podemos es, en buena parte, resultado de la cobertura que sistemáticamente han realizado los medios de comunicación durante los últimos años, aumentado una popularidad que le catapultó y que incluso le permitió utilizar su propia cara -que ya es de mal gusto- como ‘logotipo’ en las papeletas electorales de las elecciones europeas de 2014.
El ciudadano identificaba mejor su cara que el circulo de Podemos, por verlo constantemente y a todas horas en las tertulias y entrevistas de la tele o leerlo en la prensa -estos menos; en España no se lee- no porque tuviera un programa político electoral que ofrecer, sino porque salía en la tele, al igual que la histórica ‘Ciciolina’. No ofrecía más que su popularidad y el populismo que los ciudadanos, hartos de crisis, de gobernantes y de políticos, necesitaban oír y creer. Y ahí entraron en ‘la melé’; atacarlo todo y cuestionarlo todo, reventar lo situación, crear crispación. De eso se trata, porque venía muy bien para el ‘share’ de los programas.
Pablo Iglesias se revuelve contra la mano de quien le ha dado de comer y lo ha creado y criado, actuando como aquel escorpión que ataca a la servicial rana"
Y ahora, la ‘bicha’ Iglesias, se revuelve contra la mano de quien le ha dado de comer y lo ha criado, recordándome aquella fábula que suele atribuirse a Esopo.
«El escorpión le pide a la rana que le ayude a cruzar un arroyo, prometiendo no hacerle ningún daño. La rana accede, subiendo al escorpión a sus espaldas. Pero cuando están a mitad del trayecto, el escorpión traicionero pica a la rana. Esta, sorprendida y dolorida por el picotazo, pregunta ‘¿cómo has podido hacer algo así? Ahora moriremos los dos’. Ante tal evidencia, el escorpión responde: ‘No he tenido otra elección. Es mi naturaleza’.
Toda fábula conlleva su moraleja. Y de está aprendemos que ‘hay ciertas personas cuya ambición es tan desmedida que no tienen empacho alguno en destruir las propias circunstancias que los mantienen a flote’. Entre la actitud del escorpión en la fábula y la de Pablo Iglesias en nuestra actualidad y realidad política, hay un claro paralelismo. Ahora, que cada uno saque sus conclusiones.
Alberto Astorga