Niñatos de mierda | Damián Beneyto
Niñatos de mierda
DAMIÁN BENEYTO
La pandemia que azota al mundo –ojalá estemos en el principio del fin- ha sacado de nosotros lo mejor y lo peor. Frente a la entrega, solidaridad, altruismo y generosidad de unos, también ha habido grandes dosis de egoísmo, mezquindad, insolidaridad e irresponsabilidad de otros.
Uno de los colectivos que ha demostrado mayor irresponsabilidad ante esta tragedia ha sido sin lugar a duda el de los jóvenes. No es mi intención, en esta parrafada, meter a todos los jóvenes en el mismo saco pero, y a los datos me remito, es sin lugar a dudas el colectivo que más ha transgredido las normas anticovid y, por lo tanto, más ha colaborado a la propagación de la enfermedad.
Son los jóvenes el colectivo que más ha transgredido las normas anticovid y, por lo tanto, más ha colaborado a la propagación de la enfermedad"
La irresponsabilidad de muchos jóvenes es fruto de su inmadurez. Hoy la adolescencia, con su problemática correspondiente, tiene una duración mucho mayor que hace unos años y no se evoluciona de una forma correcta respecto a la edad. Bastantes jóvenes no quieren tener ningún tipo de obligaciones, dándose la paradoja que son los padres los que asumen los deberes de sus hijos e incluso las consecuencias que se derivan de su abulia y desidia.
Se educa, en muchas ocasiones, en el confort, intentando hacer creer a los hijos que la vida es idílica y que el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio son “palabros” anticuados y sin sentido. Los actuales sistemas educativos también han borrado estos términos, colaborando de forma decisiva en la propagación de la burricie y la vagancia para mayor gloria del rojerío patrio.
Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977. Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.
Otro aspecto que favorece la irresponsabilidad de una parte importante de nuestra juventud es que están firmemente convencidos que no tienen que dar cuentas a nadie de sus actos, vamos que sus hazañas o gestas, por acción o por omisión, no van a tener consecuencias para ellos, es decir, están en la creencia que su edad les da derecho a la impunidad.
El que casi la totalidad de las víctimas de esta pandemia sean personas mayores y que la mayoría de los mozuelos y mozuelas, en el caso de contagiarse, sean asintomáticas, también ha contribuido a la despreocupación de muchos por cumplir las normas sanitarias sin darse cuenta que se convertían en el mayor canal de transmisión del virus.
No les ha importado, ni les sigue importando, poner en peligro la vida de sus padres, de sus abuelos o de otras personas con las que conviven. El principio de: “yo vivo mi vida y a los demás que les den” ha estado y está patente. El egoísmo, la insolidaridad y la falta de afecto hacia sus familiares de mayor edad están patentes en muchísimos casos. Miles de jóvenes sólo ven a sus progenitores como un mal necesario que sirve para que les saquen las castañas de fuego, les permitan vivir cómodamente y les paguen las juergas.
Lo ocurrido en la isla de Mallorca con los viajes de fin de curso no es más que un ejemplo de la falta de sentido común de unos -los hijos- y la dejación de funciones de otros -los padres-. La situación, a pesar de las vacunaciones, no está ni mucho menos para tirar cohetes y, como se ha demostrado, el virus está vivito y coleando. Montar excursiones en la situación en que nos encontramos es una temeridad y que los padres hayan transigido para que sus retoños retocen en manada en las playas mallorquinas una irresponsabilidad manifiesta. Las consecuencias han sido cientos de contagiados que han llevado el virus por más de media España lo que nos llevará a nuevos ingresos hospitalarios y, Dios no lo quiera, a algún fallecimiento más.
No es mi intención ‘criminalizar’ a todos los jóvenes ni exculpar a muchos adultos que también hicieron y hacen de su capa un sayo y con su conducta ponen en peligro la salud de los demás, pero tampoco es de recibo que desde algunos sectores se intente disculpar conductas que, se tenga la edad que se tenga, ponen en peligro algo tan sagrado como es la vida de otros semejantes.
Ya sé que lo políticamente correcto es disculpar estas conductas aduciendo que son cosas de la edad y que son una minoría los transgresores, pero no es cierto. La juventud debe ser educada en la responsabilidad y a aceptar las consecuencias de sus actos que, aunque a algunos les parezca mentira, las tienen. Tener que guardar una cuarentena cuando se ha estado en contacto con gente contagiada es de sentido común por mucho que algunos padres, principales culpables de estos comportamientos por ineducar a sus hijos, vociferen contra las autoridades sin importarles las consecuencias que les puede reportar meter en casa a un hijo con Covid.
No sé qué hubiera pasado si este virus de marras en lugar de atacar con mayor virulencia a las personas mayores lo hubiera hecho con los individuos que están en el tramo de edad de 15 a 35 años, seguramente yo no habría escrito esta parrafada y muchos de los niñatos de mierda que se han dedicado a poner en peligro las vidas de otros y que ahora se quejan por tener que hacer una cuarentena en un hotel estarían criando malvas.
Damián Beneyto