El Salvador: Nayib Bukele, ¿izquierda o derecha? | Ines Martínez

Nayib Bukele, ¿izquierda o derecha?
INES MARTÍNEZ
El presidente 2019-2024 de El Salvador es el más joven en la historia del sistema político salvadoreño. Inició su trayectoria política siendo alcalde de Nuevo Cuscatlán, el cual, según cifras oficiales, ha sido uno de los municipios más desarrollados del país luego de su gestión. Dicha gestión, seguidamente, le dio la oportunidad de ser alcalde de la capital, San Salvador, la cual es siempre muy disputada por las partidos políticos salvadoreños, que hasta las elecciones del 3 de febrero de 2019 habían sido las grandes maquinarias industriales electorales que han controlado el sistema electoral y la institucionalidad del Estado

No es determinante ser de izquierda o de derecha para gobernar; lo que sí es necesario es darle cumplimiento a las necesidades de la población, que son muchas y que no son propias de una ideología"
Nayib Bukele fue militante del partido Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Luego de diversas disputas con la cúpula partidaria, es expulsado de dicho instituto político previo a la campaña presidencial, lo que le dio mucha aceptación de la población, altamente desencantada por los partidos dominantes en el espectro político a raíz del engaño, del nepotismo y el clientelismo, así como por los casos de corrupción que se han revelado y que no han sido procesados justamente.
Actualmente, El Salvador tiene la tasa de feminicidios más alta de Latinoamérica, afirma el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El país es uno de los que gasta más en pago de salarios a funcionarios, siendo también una de las entidades que más paga a sus empleados de la Asamblea Legislativa.
Nayib Bukele retoma esas causas y las hace propias, enfrentándose al poder económico de la derecha conservadora y de la nueva oligarquía surgida del partido de los pobres desde 2014
Es de aclarar que Nayib Bukele nunca fue pobre. Proviene de una familia con alto poder adquisitivo, pero uno de los elementos que se le ha cuestionado es si es de izquierda o de derecha. Nayib Bukele ha reiterado ser de pensamiento político de izquierda, pero es parte de un pequeño grupo empresarial que lo coloca en la vertiente económica privilegiada del país.
Hoy tener dinero no es sinónimo de ser de derecha. Él ha llegado al poder político de la primera magistratura por un partido político de derecha, Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), lo que da amplio margen de maniobra para la toma de decisiones al conocer la forma del manejo de estos institutos políticos.
A propósito de esto, surge la pregunta ¿es necesario profesar una ideología para poder gobernar?
Si la respuesta es positiva, entonces hay mucho que cuestionar al gobierno aún en funciones y también a los 30 años de gobierno de derecha, pues ninguno ha dado respuesta a los objetivos propuestos en los proyectos originales de sus ideologías; más bien, la ideología se ha utilizado para mantener la contingencia partidaria y provocar la cohesión social en la que, como afirma Nicolas Maquiavelo en su obra ‘El Príncipe’, «no hay que cambiar leyes ni costumbres», «es importante mantener la cohesión social» y «tampoco te metas con los más desprotegidos, más bien utilízalos para tus propios intereses», entre otras aseveraciones que, seguramente, se han aplicado en la cultura política salvadoreña abogando a los principios y preceptos de las ideologías que solo han servido para manipular a la gente que se encuentra con poco conocimiento y formación política
Cabe preguntarse entonces, ¿son necesarias las ideologías para satisfacer las necesidades de las personas? Acudiendo a la Academia y al portal de difusión científica Dialnet, el Dr. en filosofía Alejandro Navas García (2014), es su escrito «Izquierda y derecha. ¿una tipología válida para un mundo globalizado?», afirma que:
‘Son etiquetas que se utilizan en el argot político para diferenciar la ideología que las sustentan, y que los ciudadanos también emplean como categorías que les permiten ubicarse en el horizonte político en el periodo de elecciones, además de ser referentes que sirven para orientarse en torno a las opciones que los políticos van adoptando en su actuación gubernamental. Pero tanto la derecha como la izquierda han evolucionado y en la actualidad la vida política va más allá de esta bipolaridad ideológica’.
Apelando a esta definición del Dr. Navas y aplicado a la realidad salvadoreña, se puede concluir que no es determinante ser de izquierda o derecha para gobernar; lo que sí es necesario es darle cumplimiento a las necesidades de la población, que son muchas, y que no son propias de una ideología: los problemas económicos y sociales no tienen tinte partidario.

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La cultura salvadoreña dista mucho de ser desarrollada. Se puede notar en varios elementos, pero uno de ellos es la utilización de ‘campaña sucia’ en contra del adversario para tratar de quitarle votos o adeptos. Las campañas en El Salvador no han sido utilizadas para proponer ni argumentar, lo que deja mucho de desear de los líderes políticos que están al frente de las campañas partidarias. El caso de Nayib Bukele no fue una excepción. La población salvadoreña se hastió de los ataques contra él, desde juzgar su religión hasta llevarlo a juicio e incluso desearle la muerte.
El mundo, la política y las ideologías han evolucionado y solo quieren no se apegan a la nueva realidad se quedan soñando en el pasado, creyendo que las características de la sociedad no cambian y se debe mantener la antigua forma de hacer política; esa misma forma que ha dejado en bancarrota el sistema económico salvadoreño; esa misma ideología que diciendo amar tanto a los pobres , hicieron tan poco por ellos que los multiplicaron.
Los intereses de las cúpulas partidarias son claras: no perder el poder económico y político que hasta la fecha han tenido; los lujos para sus familiares y privilegios en la toma de decisiones, incluso fuera de la ley. Nayib Bukele representa ese desequilibrio en el control del poder que ya les había gustado.
El Salvador debe ver al futuro, pero esto no será posible si sus gobernantes no lo hacen. Independientemente de si Nayib Bukele es de izquierda o derecha, hay que dar la oportunidad de reivindicar a tal sistema político que se encuentra resquebrajado, pero que tiene una gran responsabilidad y solo podrá hacerlo si se mejora la calidad de vida de la gente; de la niñez, sin acceso a educación; de las adolescentes violadas; de la juventud sin empleo; de las mujeres acusadas de aborta; de la delincuencia y de formar líderes comprometidos de verdad con la causa.
Ines Martínez