Las tres íes de la política española en 2019 | Emilio Borrega
Las tres íes de la política española en 2019
EMILIO BORREGA
Termina el año 2019, un año perdido. Comienza 2020 sin horizonte despejado, solo con el claro hartazgo de los ciudadanos por tener que haber ido a las urnas a dejar su voluntad en forma de papeleta electoral y, después de haberlo hecho dos veces, seguir sin Gobierno.
Incertidumbre. Es lo que se sufre cada vez que hay que pasar por las urnas y después tener que dejar la formación de Gobierno a un Parlamento cada vez más fragmentado, dividido e incapaz.
Inestabilidad. Es lo que produce esa falta de Gobierno. Cuando la clase política lleva jugando a su particular “tetris” más de un año, cuando no se legisla, cuando no se toman iniciativas ni se enfrentan los problemas reales de las personas. En definitiva, cuando no se gobierna.
Pedro Sánchez entiende que los 'Rubalcabas', 'Madinas' y 'Díaz' eran muy de izquierda radical y el debía moderar y modernizar el partido"
Inutilidad. La que ha llegado y se ha apropiado de la vida pública y también, y cada vez en mayor medida, de los ciudadanos. Se va teniendo claro que este sistema electoral obsoleto no hace más que complicarnos las cosas y convertir el propio sistema en inútil.
Pedro Sánchez era ese chico urbanita de capital, bien presentado, con “estudios”, alto y deportista. Pijo en sus formas y progre en sus dichos. Quiso llevar al PSOE a la “socialdemocracia” porque, según entendía, los “rubalcabas”, los “madinas” y las “díaz” eran “muy de izquierda radical” y había que moderar el partido y, además, «modernizarlo».
Como explica en su Manual de Resistencia, y también de supervivencia, ¿por qué no?, va permutándose, mudándose, como hace cada día y desde siempre. Se abraza con entusiasmo tanto a la extrema izquierda de Unidas Podemos, de Pablo Iglesias y Sra., Señores de Galapagar, como a los separatistas de ERC, Gabriel Rufián (Rufián es apellido?, Oriol Junqueras. También a los exbatasunos de EHBildu e incluso llega a intimar con la derecha nacionalista y vasca del PNV.
Todo con la sola y única intención de seguir siendo Presidente del Gobierno, de mantenerse en el Gobierno, de ese Gobierno que no gobierna pero cuyo presupuesto público le permite poder cambiar de colchón, asistir en helicóptero a la boda de su cuñado, vivir gratis en un Palacio y darse viajecitos en Falcón de cuando en cuando.
¿Cómo es posible que el Estado no se pueda defender de los ataques del propio Estado? Un eventual Gobierno del PSOE con toda la calaña separatista a la que poco importa gobernar para los españoles, sino la simple ruptura de la propia España, no está legitimado para dirigir las riendas del país.
Y aun más, pues todo ese plan que ahora se está tramando desde el PSOE, no era el plan con el que se presentó a las elecciones. O sí, pero no lo decía. Por lo tanto, si Pedro Sánchez y el PSOE quieren legitimar ese posible gobierno, deberían refrendarlo ante quienes son soberanos en este país. Ante el propio pueblo español, ante los ciudadanos. Porque es así como lo indica la Constitución. Si no hay un refrendo ciudadano, se habrá engañado a todo al país y se le habrá puesto en riesgo sin su consentimiento ni aval.
Si se perpetra un Gobierno que amenaza las estructuras de Estado, la unidad territorial, el Estado de Derecho y la propia Constitución, se estará poniendo en riesgo al propio Estado. Y se habrá hecho desde dentro y con el mayor engaño que el pueblo español haya sufrido desde el nacimiento de nuestra democracia.
Pedro Sánchez, debería intentar la llamada vía constitucionalista, lo tiene en su mano. Pero no ha querido. Ni siquiera lo ha intentado. Solo un día después de las elecciones, firma un acuerdo, que a buen seguro venía gestándose desde antes de las elecciones, con la extrema izquierda de Unidas Podemos.
A continuación, se va en búsqueda de apoyos parlamentarios para la investidura a ERC, BILDU, PNV, Junts per Catalunya, o como quiera que ahora se llamen, y a todo aquello que pudiera moverse y sumar algo por su izquierda. Y, una vez hecho eso, tiene los santos bemoles de pedirle a PP y a Ciudadanos que se abstengan “por patriotismo”. Vean la paradoja de que se pida patriotismo para permitir gobernar a quienes quieren destruir la patria. Vivir para ver.
Nuestro ‘no investido’ presidente Pedro Sánchez no puede pretender que PP y Cs se abstengan y permanezcan de brazos cruzados ante un posible Gobierno en el que esté Unidas Podemos y que tal actitud la adorne con el calificativo de patriótica o moderada. Es, simplemente, inaudito. Es un insulto a la inteligencia. Es como si Pablo Casado pactara un gobierno con Santiago Abascal, y le dijera al PSOE que se abstuviera. Con los antecedentes que todos conocemos, ¿alguien se creería que Pedro Sánchez, el hombre del “no es no”, se abstuviera? ¿Sería posible?
Una más que razonable vía constitucionalista, dejaría al PSOE solo en el Gobierno, con apoyos y pactos con Partido Popular o Ciudadanos, según los temas de interés nacional que se presenten"
Una más que razonable vía constitucionalista dejaría al Partido Socialista Obrero Español solo en el Gobierno. Contaría con apoyos desde el Partido Popular y desde Ciudadanos en aquellas cuestiones importantes para España y para los españoles. Sería un Gobierno que podría arrinconar a los separatistas y desactivar y dejar sin efecto muchas de las amenazas que a día de hoy se ciernen sobre España y su democracia.
Pero Pedro Sánchez y el actual PSOE han descartado ese camino. Aquellos que culpan a Pablo Casado de esta situación por no rendirse a la abstención, no han caído en que la abstención que se pide no lo es para Pedro Sánchez, ni para el PSOE.
Lo es para el peligroso tándem de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y eso es tan malo como lo es la conjunción Pedro Sánchez – Pablo Iglesias – Gabriel Rufián (insisto en que Rufián es apellido) – BILDU. Y con todo ello se pretende dar paso al fracasado comunismo bananero chavista, al separatismo arcaico y al independentismo. Y que se haga sin ni siquiera la oposición de aquellos a quienes los españoles pusieron en la oposición. Faltaría una alfombra y la banda municipal.
Por eso mantener al Partido Popular como alternativa a todo esto, desde la oposición rigurosa y sería, es una postura, a mi modo de ver, inteligente y democrática, toda vez que garantiza la alternancia de ideas y de pensamiento en nuestro país.
Feliz 2020. Espero y deseo que la incertidumbre, la inestabilidad y la inutilidad terminen con el año viejo, aunque de momento parece que “las tres íes” han venido para quedarse y convertirse en casta.
Emilio Borrega