La selección de unas élites planas | Carmen Heras
La selección de unas élites planas
CARMEN HERAS
Martin Gurri*, ex analista de la CIA, publicó en el 2014 un libro titulado ‘La revuelta del público y la crisis de la autoridad en el nuevo milenio’ en el que relaciona el aumento de información que hoy proporcionan las redes, con el descenso de la autoridad de nuestros dirigentes. Argumenta que la producción de aquella en cantidades elevadas incrementa las turbulencias sociales y por ende las políticas, afectando a la autoridad institucional que ya no puede controlar la información y manejarla según su criterio. Al ser conocidos un número mucho mayor de datos que hace unos años, la confianza pública desfallece y la crisis de credibilidad alcanza a las instituciones, pues cualquier error existente se visualiza de inmediato, bastante más que los logros.
Al ser conocidos un número mucho mayor de datos que hace unos años, la confianza pública desfallece y la crisis de credibilidad alcanza a las instituciones"
Se suelen equiparar equivocadamente los conceptos de ‘público’ y ‘pueblo’, aún siendo distintos. Mientras que ‘pueblo’ es una abstracción usada en política, por ‘público’ se conoce, no a un grupo fijo de gente, sino a personas interesadas en un asunto concreto y generalmente contrarias a su desarrollo.
Cuando el asunto deja de estar sobre la mesa, el público se pierde, pues no tiene una estructura institucional, ni unos líderes. Un grupo de este tipo suele formarse alrededor de aquello que no les gusta, porque si lo hicieran alrededor de lo que sí, acabarían peleando al no ponerse de acuerdo en las posibles opciones existentes. Los une el litigio. Cuando éste desaparece o se difumina, desaparecen con él o se camuflan.
Vistas así las cosas, para Gurri las clásicas categorías de izquierda y derecha no pueden servir como referentes a la hora de analizar los vericuetos de la política actual. Según él solo existen el centro y los márgenes.
El primero, el centro, semeja una pirámide muy pronunciada que se mueve muy despacio, pero que, una vez que lo hace, dispone de planes de actuación y dinero. La Unión Europea, por ejemplo, representaría ese centro.
Un grupo suele formarse alrededor de aquello que no les gusta. Les une el litigio. Cuando este desparece o se difumina, desaparece con él o se camuflan"
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Para los segundos, los márgenes, importan la virtud y la igualdad y no tanto la planificación; negociar con ellos es prácticamente imposible pues no hay líderes, ni estructuras o programas, solo un número diverso de voces con parecida relevancia. Curiosamente, no son personas pertenecientes a ningún sector marginal las que integran esos ‘márgenes’: han ido a la universidad, disponen de vehículos, ordenadores, vivienda… Los une la indignación. Los ejemplos están por todas partes y no hace falta que yo los señale.
Izquierda y derecha no pueden servir como referentes a la hora de analizar los vericuetos de la política actual"
El autor del libro reitera algo sabido: que cualquier sociedad necesita ser gestionada por unas verdaderas élites. Sin ellas, las instituciones se aplanan en demasía. Que es lo qué ahora está ocurriendo en todo el mundo. Lo que significa, hablando de manera global, que las élites existentes no están a la altura de los retos actuales. Y, claro, la democracia titubea. Posiblemente porque la que ahora se necesita no es la misma de la de hace 100 años.
El ‘público’ tiene su responsabilidad en todo ello pues es él quien selecciona a sus élites al decidir cuál es la gente a la que presta atención en cualquier faceta de la vida, ya sea en política, moda, comercio, ocio, etc. Y es ese ‘público’, que se aglutina alrededor de ‘lo que no le gusta’ pero que carece de alternativas a lo que intenta destruir, quien elige a los líderes que luego tomarán decisiones para todos. ¿Verdad que les suena?.
Carmen Heras
* Martin Gurri es analista geopolítico y experto en nuevos medios y efectos de la información. Perfil de twitter @mgurri – https://thefifthwave.wordpress.com