La segunda vuelta electoral | Carmen Heras
La segunda vuelta electoral
CARMEN HERAS
Señores, hemos instalado en nuestro sistema electoral la segunda vuelta sin decirlo. Esa es la conclusión que se me ocurre observando el desenlace al que hemos llegado después de las ideas y las venidas de unos y de otros una vez celebradas las elecciones generales del mes de abril.
El partido que tiene mayoría no puede -por las razones que sean y sabemos- formar gobierno con una o varias fuerzas políticas de las que se presentaron en las elecciones y se deben volver a convocar elecciones, siguiendo los trámites pertinentes. Ese es el resumen.
Por medio, toda una serie de relatos interesados que, tal como dicen ahora, intentan explicar/justificar el por qué se ha llegado a esta solución. Veremos emitir, desde las ondas de cada partido/empresa, aquello de que ‘el infierno son los otros’ -como ya dijo Jean Paul Sartre-, repitiéndolo hasta la saciedad durante todo el tiempo de campaña, para que cale, esperando mejores resultados el 10 de noviembre próximo.
Veremos repetir, desde las ondas de cada partido/empresa, aquello de que 'el infierno son los otros', repitiéndolo hasta la saciedad durante todo el tiempo de campaña electoral"
Resulta lógico desde un planteamiento exclusivamente defensor de los votantes propios y, a partir de ahí, que decida ‘el personal’. El personal no es otro que el pueblo español, suficientemente alimentado de ‘crónicas’, ‘re-crónicas’, ‘super-crónicas’ y otras hierbas comunes, elaboradas, sobre todo, por las grandes empresas de comunicación.
Hace tiempo que sí que nuestro mundo de hoy es prágmático; hasta la juventud en su mayoría ha sustituido la épica en sus acciones por la necesidad de subsistir, a veces al precio que sea.
No tiene nada de raro, pues, que los líderes de los principales partidos españoles, tan jóvenes ellos, actúen en función de esa premisa, rodeados como están por otros de similares perfiles y circunstancias.
¿Qué ocurrirá en las nuevas elecciones, o en esta ‘segunda vuelta’ de aquellas primeras? Imposible saberlo. Posiblemente nada. Pero a lo mejor puede que mucho. Los enfados manifestados en las redes sociales, han empezado a contrarrestarse con los sonsonetes de quienes, bien domesticados, afirman en letreros luminosos que ellos sí irán a votar.
La campaña esta bien orquestada, con flashes y ruidos que alimentan la impresión de que todos haríamos algo digno cuando los escuchamos y reaccionamos a las demandas. Se repetirán los mismos nombres de cuantos ahora han figurado en las listas correspondientes y ya han demostrado su absoluta falta de rigor; bien es verdad que debido al sistema instaurado dentro y fuera de los partidos, que se lo permite, salvo que quieran ser arrojados ‘al frío de la calle’.
Deberíamos solicitar, como medida profiláctica, las listas abiertas para poder colegir si nos interesa -o no- el currículo de quien se presenta queriendo ser representante político"
Se me ocurre que, puesto que -casi- todos tiene intereses ‘de empresa’, deberíamos solicitar, como medida profiláctica, las listas abiertas en las elecciones para poder colegir si nos interesa -o no- el currículo del que se presenta queriendo ser representante político nacional. O, al menos, podríamos exigir que el elegido, como ya ocurre en otros países- se ‘deban’ fuertemente a su jurisdicción y esté obligado por ley a dar explicaciones de su labor en favor de su territorio y de sus intereses.
Solo así, el votante tendrá ‘un poco de poder’ de decisión sobre quien elige, una vez entregado el voto y la credencial y no ser ‘necesario’ el votante, ni su voto ni su opinión, al tiempo que dejará de escuchar esos discursos ‘efectistas’ de lo mucho realizado por un gobierno inseguro, cuando, en la práctica, ‘lo mucho hecho’ realmente ha consistido en una mera exposición escrita en papel, porque sin la aprobación de unos presupuestos, todo es vano. Y estos últimos nunca pasaron ese filtro.
Gobernar no es ‘mitinear’ y un país es algo distintos y bastante más amplio e importante que la puerta de las casas particulares de algunos.
Carmen Heras