La provocación y las cuatro balas | Damián Beneyto
La provocación y las cuatro balas
DAMIÁN BENEYTO
PROVOCACIÓN: Cuando una persona o grupos de personas mediante palabras o actos hostiles hacen que otra u otras personas se enfaden y reaccionen también de forma hostil.
La provocación busca, pues la confrontación y suele acabar, si los provocados no aguantan los improperios o no soportan las iniquidades, en una conflagración de proporciones imprevisibles.
Los partidos de izquierda en nuestro país han utilizado, desde que existen, la provocación, además de la violencia callejera, como principal arma política. Se trata de buscar el enfrentamiento para justificar medidas que siempre tenderán a conculcar la democracia y las libertades individuales. La izquierda patria considera que cualquier oposición a sus políticas es reaccionaria y, por lo tanto, ilegítima. Uno de los motivos del fracaso de la II República fue que socialistas y comunistas nunca creyeron que la democracia fuera igual para todos sino que debía ser un régimen exclusivamente suyo.
El llamado '15M' sacó a la calle a lo peor de cada casa, liderados por unos niños de papá que no habían pegado un palo al agua en su vida"
Durante la Transición, el PSOE, convertido en un partido socialdemócrata, aceptó el juego democrático y consideró la alternancia como algo normal. Sin embargo, la llegada del sonatillo Zapatero, por arte y parte de algunos prebostes del PSOE y de un atentado terrorista, a la presidencia del Gobierno, hizo que el socialismo volviera a las andadas de los tiempos de la república y que consideraran que lo único importante era pura y simplemente conseguir y mantener el poder.
Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977. Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.
La ineptitud, torpeza e incompetencia del hoy ‘mayordomo’ de Maduro para resolver los problemas de los españoles, fue disfrazado por un modelo de gobierno basado en suscitar problemas donde no los había y en incitar al personal a hacerlos suyos.
La llamada Ley de Memoria Histórica volvió a abrir heridas que parecían curadas y alentó odios y rencores en generaciones que, por el tiempo transcurrido desde nuestra guerra civil, no tenían ningún motivo para albergar esos sentimientos. El ‘estatut catalá’ fue otra de las provocaciones que se sacó de la chistera el inefable bolivariano de adopción, alentando al adormilado secesionismo catalán a sacar los pies del tiesto, lo que conduciría al golpe de estado de 2017.
El periodo ‘zapateril’ fue una continua provocación a todos los niveles, incluida nuestra política exterior. Como muestras, el agravio a la bandera de Estados Unidos cuando permaneció sentado a su paso, o su famosa ‘Alianza de Civilizaciones’ que dió alas a los países totalitarios, al terrorismo islámico y a la inmigración ilegal. Sólo una crisis económica a la que no supo hacer frente y que negó hasta el último minuto, hizo que el PSOE volviera momentáneamente a la cordura con Rubalcaba.
La vuelta de la derecha al poder con Mariano Rajoy, que dicho de paso fue crucial para la recuperación económica de nuestro país, hizo que aflorara una izquierda profunda que parecía olvidada, que se había alimentado del guerracivilismo aireado por Zapatero y que no era la IU de Julio Anguita, Gaspar Llamazares o Cayo Lara.
El llamado movimiento ’15M’ sacó a la calle, excepto honrosas excepciones que ya han desertado, a lo peor de cada casa, liderados por unos ‘hijos de papá’ que no habían pegado un palo al agua en su vida y se creían y creen salvadores de la patria. Con un discurso que han llamado los medios ‘populista’ y mintiendo como bellacos, convencieron a millones de españolitos de que la Transición fue un despropósito y que la generación que trajo la democracia a España eran un atajo de fascistas.
Dolores Ibarruri, la Pasionaria, dijo, refiriéndose al Sr. Calvo Sotelo, Diputado de la CEDA, 'este hombre ha hablado por última vez'. Un mes después era asesinado"
La provocación y la violencia suelen ir de la mano y la izquierda española ha aprovechado siempre cualquier excusa para utilizar la tensión en beneficio propio. Recuerden cuando el sonatillo Zapatero confió al sectario periodista, hermano del metafísico Gabilondo, aquello de: ‘nos conviene que haya tensión’. Hay que buscar un ‘casus belli’ para provocar, aunque haya que fabricarlo. Esa es la consigna del socialcomunismo.
En las campañas electorales afloran con más frenesí, si caben, las provocaciones violentas de los partidos de izquierda, y ya durante la II República en todas las elecciones se montaba la marimorena. Así, en las elecciones de 1933, según Stanley Payne en su libro “La guerra Civil Española”, hubo muchos incidentes, la mayoría organizados por los socialistas, que produjeron 28 muertos. Tampoco podemos olvidar que en las elecciones de febrero de 1936 muchos candidatos de los partidos de centro-derecha se tuvieron que retirar al ser amenazados de muerte por los partidos del Frente Popular (Stanley Payne, «¿Por qué la República perdió la Guerra?», y Roberto Villa y Manuel Álvarez, «1936. Fraude y violencia del Frente Popular»).
Y ya para provocaciones y amenazas las que tuvieron que soportar los diputados de centro-derecha en el mismo Congreso de los Diputados a cargo de personajes de la izquierda.
Así, el fundador del PSOE, Pablo Iglesias, en 1910 pronunció un discurso en que, tras anunciar que su partido «luchará en la legalidad mientras pueda y saldrá de ella cuando deba», añadió, «para evitar que Maura suba al poder debe llegarse hasta el atentado personal».
Dolores Ibarruri, “la Pasionaria”, que vergonzosamente da nombre a una avenida -con monolito incluido- en Plasencia, dijo, refiriéndose al Sr. Calvo Sotelo, diputado de la CEDA: “Este hombre ha hablado por última vez“. Un mes después era asesinado.
El 4 de julio de 1934 el líder socialista Indalecio Prieto saco en el Congreso una pistola con la que amenazó al diputado de la CEDA, Jaime Oriol.
Como se puede observar, nuestra izquierda no se andaba con chiquitas y ya en nuestros tiempos son famosos los escraches a políticos del PP o el apedreamiento a candidatos y simpatizantes de VOX. También algunos prebostes del comunismo patrio se dedican en sus momentos de asueto, que son muchos, a amenazar en las redes al Jefe del Estado y a políticos de centro derecha. He aquí algunas muestras:
La ínclita ministra por méritos de alcoba, Irene Montero, decía: “#FelipeNoSerásRey que vienen nuestros recortes y serán con guillotina”, (12-4-13 en Twitter).
Tania Sánchez, diputada de Más Madrid: “Una familia real de gatillo fácil y huesos débiles sólo tienen una salida #guillotina #aporlatercera”, (14-4-12 en Twitter).
Pablo Soto, concejal de Más Madrid -cargo del que dimitió al ser acusado de acoso sexual por una compañera-: “Yo puedo aseguraros que por torturar o matar a Gallardón se vaya a cambiar toda esta historia, pero por probar no perdemos nada”, (20-12-13 en Twitter).
Jorge García Castaño, diputado autonómico de IU y concejal de Ahora Madrid. “Compañeras, creo que ha llegado el día de empalar a Toni Cantó” (25-2-13 en Twitter).
Los acontecimientos en plena campaña a la Comunidad de Madrid, dan mucho que pensar y, dados quiénes son los destinatarios, parece más un fraude manifiesto que una auténtica amenaza"
Hay, naturalmente, muchas más ‘perlas’ de apología de la violencia dichas y escritas por políticos de la extrema izquierda y, como se puede observar, es una continua provocación que no persigue otra cosa nada más que el enfrentamiento.
Sin embargo, una de las argucias más utilizadas por la siniestra en nuestro país es la de ejercer el victimismo cuando las cosas le van mal dadas o si desde la derecha se les tilda de deshonestos, antidemocrátas, vagos, caraduras, sinvergüenzas, ineptos y otras ‘virtudes’ que tienen por arrobas. Entonces, se hacen las víctimas y piden que caiga todo el peso de la ley sobre sus ‘aduladores’. Su victimismo llega hasta lo dantesco y cuando no encuentran motivos aparentes, los inventan.
Los últimos acontecimientos acaecidos en plena campaña electoral a la Comunidad de Madrid dan mucho que pensar y, dados quiénes son los destinatarios, parece más un fraude manifiesto que una auténtica amenaza. Mandar balas en sobres era algo que hacía ETA para amenazar, especialmente a periodistas, para amedrentarlos y que no siguieran criticándoles. A los que querían asesinar no les mandaban nada por correo, lo hacían a mano o por control remoto.
Lo que está claro es que este hecho beneficia electoralmente a la izquierda y, salvo que el autor sea un desequilibrado, no parece probable que nadie contrario a las tesis socialcomunistas se pegue un tiro en el pié, más bien parece que alguna mente maquiavélica cercana al gobierno lo haya urdido.
No sé si nos enteraremos alguna vez de quién ha sido el ‘manda balas’, pero, como decía Roosevelt, “en política no ocurre nada por casualidad” y la izquierda patria es una maestra en el arte de la provocación y el engaño, aunque luego le salga el tiro por la culata.
Damián Beneyto