¿La fugacidad de las bengalas? | Carmen Heras
¿La fugacidad de las bengalas?
CARMEN HERAS
Lo que tenga que ser será, pero cuando se cumplen aproximadamente unos siete años de la fundación de Podemos y quince de la de Ciudadanos -dos partidos de los llamados ‘nuevos’, en contraste con dos de viejo cuño como son el PSOE y el PP-, escucho en la radio un interesante debate sobre los recorridos y el estado actual de cada uno de ellos, situación que los comentaristas dan por finalizada -prácticamente- en el caso de Ciudadanos y muy ‘al ralentí’ en el caso de Podemos. Todo ello a la vista de los resultados obtenidos en las elecciones a la Asamblea de Madrid en la que el primero se quedó fuera, y se ha producido la posterior salida de Pablo Iglesias de la política activa.
La pandemia nos ha hecho dar un salto gigantesco de percepción de un futuro ya no tan previsible como creíamos"
¿Qué ha ocurrido para que aparentemente su ciclo haya sido tan corto? Los intervinientes radiofónicos han hecho hincapié en las características propias de los tiempos actuales, donde el hoy puede ser un instante, las redes presionan con sus mensajes en el aquí y ahora y la pandemia -a pesar de habernos obligado a una paralización de nuestras costumbres-, nos ha hecho dar un salto gigantesco de percepción hacia un futuro ya no tan previsible como creíamos y tan lleno de inseguridades.
Hay quien defiende que los logros alcanzados por éstos partidos han sido tan rápidos, que eso ha traído consigo su pronta extinción -sobre todo en el caso de Podemos, donde su máximo líder ha sido vicepresidente del Gobierno de España, ha renunciado a ello para presentarse como cabeza de lista en unas elecciones autonómicas, ante el riesgo de desaparición de la organización que él -junto a otros- creó, y ha optado por dimitir de todas sus responsabilidades la misma noche electoral por entender que no había logrado unos resultados acordes con sus propias expectativas y las de su partido.
Con su marcha ha dejado a cuantas fuerzas políticas lo usaron como un saco de boxeo, sin el objetivo sobre el que todas ellas golpeaban.
Pero no parece que algunos de los éxitos achacables a Podemos sean exclusivos de ellos y de su estrategia; se deben, más bien a los deméritos de sus contrincantes en el espacio electoral. De haber tenido el PSOE los votos suficientes en las últimas elecciones generales, nunca los hubiera pretendido como socios de gobierno dados los antecedentes de otros pactos anteriores con resultados no demasiado exitosos para los socialistas.
Más allá de que haya en ambos partidos un determinado número de militantes defensores del entendimiento entre ambas fuerzas políticas, existe otro número aún mayor que desconfía de esa asociación, fundamentándose en la historia y su devenir en un pasado inmediato. Dada la conocida incapacidad de la izquierda para entenderse entre ella misma, sin duda fue el objetivo de formar gobierno la causa fundamental que obligó al PSOE a pactar con Podemos, puesto que un acuerdo con Ciudadanos (dos no pueden cuando uno no quiere) se volvió prácticamente imposible después de las declaraciones de su líder, tan partidarias de unirse con el PP, y las voces de la militancia frente a ‘Ferraz’ gritando “con Ciudadanos, no”.
Tampoco parece exacta la definición de ‘nuevos’ para ninguno de dichos partidos –Podemos y Ciudadanos-, a pesar de ser un latiguillo tan usado. Si se bucea en los idearios que cada uno de ellos defienden, pueden encontrarse similitudes con los de otras fuerzas que con mayor o menor fortuna y asentamiento existieron en el pasado. La historia, a veces, parece dar vueltas sobre si misma. Una y otra vez. Veremos.
Carmen Heras