La fortaleza de un gobierno | Carmen Heras
La fortaleza de un gobierno
CARMEN HERAS
Supongo que la determinación de hombres y mujeres hace caminar a la sociedad. No creo que esta sobreviva por puras casualidades del destino, aunque bien es cierto que existen y cambian la vida de algunos; pero, incluso cuando ello sucede, detrás siempre hay fuerzas, ejecutadas o no por otros, que han influido en la situación.
No me gusta la frase, ‘se hizo lo que se pudo’, porque no la veo certera, Casi siempre, tras ella, hay un trabajo de gigantes que no sale a la superficie pues no interesa, no se reconoce o incluso se esconde. En esto de las obligaciones políticas considero que el que dirige ha de ser el mejor o, al menos, intentarlo todos los días.
Hay una obligación de todo político que es ganar elecciones, pero hay otra que es merecerlo. Merecerlo diariamente; realizar aquellos actos que ayuden a mejorar la vida de sus convecinos, pero sin enfangar la vida pública. Y, además, no engañar"
Para mi, el liderazgo tiene mucho que ver con el ejemplo a otros que es posible aportar en el campo de que se trate. Hay una obligación del político que es ganar elecciones, pero hay otra que es merecerlo. Merecerlo diariamente; hay una obligación que es la de realizar aquellos actos que ayuden a mejorar la vida de sus convecinos, pero hay otra que no es enfangar la vida pública y no engañar.
Estamos asistiendo ultimamente a la contradicción de que muchos valoren que se les engañe si con ello se queda por encima de hipotéticos enemigos o se consiguen ganancias de todo tipo, aunque solo sean emocionales y de autoestima..
Es como cuando decimos: «Mi tierra no tiene un buen transporte público, pero tiene un medio natural inmejorable». ¡Que tendrá que ver una cosa con la otra! Debieran complementarse, pero nunca confrontarse cual si estuviéramos en el siblo XVII. Nos equivocamos en la perspectiva.
El respeto en la vida pública es cosa de todos y garantía de convivencia entre iguales. Faltan a él cuantos colaboran a destruirlo; desde el que esta ‘arriba’ hasta el ‘más humide’ de los ciudadanos, esos que escriben disparates en las redes mas o menos privadas. Son los que insultan, y con frases gruesas, a cuantos osan decir algo con lo que ellos no coinciden.
Hay mucha gente autoritaria y despótica por ese mundo de hoy, que desea, afirma y concluye verdaderos disparates sobre otros, de dentro del mismo partido o contra el personal de otras organizaciones, calificadas por ellos como ‘satanás’. Que, a su vez, hacen lo mismo con los próximos y contrarios, lo cual crea un círculo ‘infernal’ y terrible que nadie sabe en que derivará.
Curiosamente, cuando se les pregunta, nadie comprende cómo ha podido surgir VOX en España, «porque esta es una tierra estupenda que no se permite personas (en su propio parecer) ‘dictadoras’, ‘cuadriculadas’ o ‘sectarias'». Desde luego -por supuesto- ellos no lo son.
En el fondo subyace una tremenda inseguridad sobre todo lo que está ocurriendo en los diferentes lugares de nuestro país, desde el punto y hora en el que la situación se ha vuelto plural e inestable, sin verdaderas garantías sobre cuál será el punto de llegada. Y ahí, el Gobierno debiera ser el que serenase mostrándose ponderado y moderado en sus actuaciones propias y en las de sus adláteres; porque, eso sí, implicaría verdadera fortaleza en lo que defiende.
Carmen Heras