La erradicación de la polio | Alberto Astorga
La erradicación de la polio en el mundo
ALBERTO ASTORGA
En España ya casi nadie se acuerda de la enfermedad de la polio. Solo aquellos que la padecieron, principalmente porque, desde entonces, deben convivir con sus secuelas.
Afortunadamente, España se declaró oficialmente libre de la enfermedad en 2002. Desde entonces nuestra sociedad ve la enfermedad como muy lejana sin saber que todavía está presente en nuestro mundo y que, por tanto, hay riesgo de nuevos brotes.
El 24 de octubre se celebró el Día Mundial contra la Polio. Esa fecha fue elegida por Rotary por ser el aniversario del nacimiento del médico y virólogo norteamericano Jonas Salk, quien dirigió el primer equipo para desarrollar una vacuna contra la poliomelitis.
Desde hace más de 30 años, desde Rotary se trabaja para erradicar la polio. En 1979 se efectuaron las primeras vacunaciones en Filipinas, fruto de un acuerdo con gobierno filipino, en el que ambas partes se comprometieron a emprender una campaña multianual conjunta en beneficio de un total aproximado de seis millones de niños.
A estos le seguirían millones y millones de niños más alrededor de todo el mundo. El éxito de este proyecto sentó las bases de un programa que se convertiría en la prioridad principal de Rotary. Se emprendió el proyecto PolioPlus en 1985 y en 1988 Rotary sería uno de los miembros promotores de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio, en la que también están presentes la OMS, UNICEF, Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos y la Fundación Bill y Melinda Gates.
Hace pocos días recibíamos dos noticias que nos dan esperanza pero que también nos dicen que no todo está hecho. Por una parte, Nigeria, el último país de África en notificar un caso de polio, lleva tres años sin un nuevo registro de la enfermedad, lo que es un primer paso para certificar a todo el continente libre de esta enfermedad. Sin embargo, en Filipinas, país donde se iniciaron las campañas, se han diagnosticado, por primera vez en veinte años, dos casos en Manila. En ambos casos se trata de virus derivados de la vacuna, una forma de transmisión de la enfermedad que puede producirse de forma muy excepcional cuando las campañas de vacunación son incompletas o irregulares, fruto de la confianza y de dar por vencida una enfermedad que todavía sigue ahí.
Queda poco, siempre queda poco. Pero está todavía pendiente la total erradicación de la enfermedad, pese a los continuos esfuerzos que anualmente se realizan para ello.
Dos países se resisten especialmente: Afganistán y Pakistán. La situación social y política que se vive en ambos hace muy difícil llegar a todos los rincones para poder administrar la vacuna. Sin embargo, el empeño de las organizaciones internacionales implicadas y la colaboración de los distintos gobiernos, cuando esta tienen lugar, hace posible que pronto se alcance el objetivo perseguido.
Pero debemos alertar de que en aquellos países donde ya se ha declarado su fin, no puede bajarse la guardia. Ni por las autoridades sanitarias ni por las familias.
La desconfianza ante las vacunas, el calentamiento global, la contaminación, la debilidad de los sistemas de atención primaria, el éxodo y los movimientos incontrolados de personas, la fragilidad de muchos asentamientos humanos, la resistencia a los antibióticos, suponen circunstancias de riesgo que facilitan nuevos brotes tanto de la polio, como de otras enfermedades que creíamos desaparecidas.
Rotary celebra cada año el Día Mundial contra la Polio. Nos sirve para recordar lo hecho, pero también para ser conscientes de que todavía el objetivo no está logrado y que hay que seguir manteniendo los esfuerzos. El bienestar de los ciudadanos y su calidad de vida son factores que nunca debemos relajar.
Alberto Astorga