La democracia no se predica, se practica | Emilio Borrega
La democracia no se predica, se practica
EMILIO BORREGA
Asistimos cada día al espectáculo que sin pedirlo ni desearlo nos ofrecen los políticos de nuestro país. Espectadores que, además, tenemos la facultad de aplaudir, o no, al final de la representación. Dicho de otro modo, somos quienes ostentamos la decisión final del veredicto del ‘me gusta’ o ‘no me gusta’ de dicha representación.
La campaña electoral en Madrid ha bajado al barro. Pablo Iglesias, y el partido ‘sanchista’, lejos de ofrecer alternativas a las propuestas de Ayuso y disputar el voto con la fuerza de la palabra y las ideas, han preferido embarrar el terreno de juego. Es ahí, en los barrizales, donde los cerdos se encuentran a gusto, engordan con comodidad y ven la vida pasar mientras duermen esperando que les llegue su gran día.
'Democracia' en boca de radicales de izquierda como Pablo Iglesias o 'sanchistas' sin principios socialistas, suena a todo lo contrario de lo que la palabra debe representar"
Ayuso eligió un eslogan de campaña desde mi punto de vista magistral, “Comunismo o Libertad”, dejando claro qué es lo que se juega Madrid -y también España- en las próximas elecciones del 4 de mayo. Libertad es la palabra que nos define como pueblo libre, independiente, sin hipotecas ni paternalismos políticos.
Tan bueno ha sido el mensaje que ha hecho que, tanto el partido ‘sanchista’ como el comunista de Podemos, hayan tenido que dar un giro radical a su campaña y ahora nos quieran vender, una vez más, ‘que viene la derecha’ y ‘que amenaza la democracia’.
Y ‘democracia’, en boca de radicales de izquierdas como Pablo Iglesias o ‘sanchistas’ sin principios socialistas, suena a todo lo contrario de lo que la palabra ‘democracia’ debe representar.
No existe una definición en politología de lo que es ‘democracia’, pero se puede definir como aquel “sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes en plena libertad”.
En la ‘democracia real’, la libertad cobra un protagonismo fundamental. Pero la palabra ‘democracia’ ha sido pervertida, como tantas otras cosas, por la izquierda en muchos sitios, muchos pueblos y durante mucho tiempo. Por eso, no todo lo que se dice que ‘es’ democracia, lo es realmente.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en su artículo 2, manifiesta que “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”. El papel todo lo aguanta: Venezuela un Estado democrático.
En la 'democracia real', la libertad cobra un protagonismo fundamental, pero la palabra 'democracia' ha sido pervertida en muchos sitios, muchos pueblos y durante mucho tiempo"
En la Constitución de la República Popular China, su artículo primero establece que “La República Popular China es un Estado socialista de dictadura democrática popular, dirigido por la clase obrera y basada en la alianza obrero-campesina”. Hasta las dictaduras se proclaman ‘democráticas’.
La República de Cuba, donde rige el régimen totalitario de ‘los Castro’, pobre de solemnidad y que priva a su gente de toda libertad, según el artículo 1 de su Constitución se califica también como una democracia. Literalmente dice que “Cuba es un Estado socialista de trabajadores, independiente y soberano, organizado con todos y para el bien de todos, como república unitaria y democrática, para el disfrute de la libertad política, la justicia social, el bienestar individual y colectivo y la solidaridad humana”.
Hasta Corea del Norte, fíjense ustedes, se denomina República Popular Democrática de Corea. Ahí es nada. Y el artículo 2 de su Constitución dice: “La República Popular Democrática de Corea es un Estado revolucionario que ha heredado las brillantes tradiciones establecidas en la gloriosa lucha revolucionaria contra los agresores imperialistas y por la restauración de la Patria y la libertad y felicidad del pueblo”. Brillo, gloria y felicidad, ¿quién da más?
Numerosas son las dictaduras que se autodefinen como democracias, todas ellas de corte socialista y comunista, donde los derechos y las libertades del pueblo no existen"
Incluso en aquella Alemania dividida por el muro de Berlín, la parte comunista, fruto de la fusión del Partido Socialista Unificado Alemán y del Partido Comunista, se autodefinió como República Democrática Alemana, RDA, “el Estado socialista de la nación alemana. Es la organización política de los trabajadores de la ciudad y del campo que, unidos bajo la dirección de la clase obrera y de su partido marxista leninista, realizan el socialismo”. Trabajo les costó levantar la cabeza.
Hay más ejemplos de dictaduras que se autodefinen como democracias, todas ellas de corte socialista y comunista, donde los derechos y las libertades del pueblo al que pretenden defender no existen. Son regímenes totalitarios en los que fija la izquierda radical, o extrema izquierda de nuestro país, y que nos quieren imponer bajo el disfraz de la palabra ‘democracia’.
Por eso digo, que la ‘democracia’ no se predica, se practica. La Democracia, ahora sí con mayúsculas, tiene en la Unión Europea los medios necesarios para protegerla de toda amenaza externa o interna de quienes pongan en peligro sus principios y valores basados en la libertad. Esa libertad que está en juego ahora y en los próximos años, porque podremos tener ‘democracia de libro’ sin ‘libertad real’, como en los países anteriormente citados.
Pero lo que no tendremos nunca es libertad si dejamos que el juego de las palabras nos engañe una vez más, como han hecho los totalitarios a lo largo de la historia. La libertad es la verdadera enemiga de la izquierda radical.
Emilio Borrega
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