Extremadura: Presupuestos en primavera | Alberto Astorga

Es tradicional referirse a la semana de pasión como aquella en la que, en el ámbito de que se trate, se produce un gran sufrimiento y padecimiento hasta llegar a una meta concreta. Una meta costosa y heroica que se alcanza gracias a la tenacidad, compromiso y motivación de sus protagonistas.

Pero en la política regional de Extremadura, la pasión pasó y el presupuesto todavía está ahí, en el libro de los nonatos, esperando ver la luz. Hoy, lunes, precisamente, empieza el capítulo final que nos llevará, si no hay sorpresas -o ‘dios mediante’, que se decía- a su aprobación definitiva. Y será en el escenario regional de la política; nuestra Asamblea de Extremadura.

Hay 495 enmiendas parciales -que ya suponen imaginación- que deben pasar primero el generoso filtro de la Comisión de Hacienda, para poderlas presentar y debatir en el Pleno, que tendrá lugar el jueves 31. Un acto político en el que, sin duda, cada Grupo Parlamentario aprovechará para vender su producto, no ya al resto de grupos, donde el pescado está ya vendido y saben quién y cuándo compra, sino a la ciudadanía en su conjunto -el que se quiera enterar, claro-.

El Partido Popular, o Grupo Parlamentario Popular para ser más preciso, ha presentado 373 enmiendas que tocan todos los palos posibles y les garantiza el salir a debatir en todas las áreas. Ciudadanos, una cifra récord para una sola diputada, 85 enmiendas, y con un carácter eminentemente social, que es el producto que mejor se vende. En el PSOE -algo tienen que hacer los diputados para justificar su sueldo- presentan 38, para -según dicen- hacer el presupuesto ‘más social si cabe’, aunque lo que realmente hacen es corregir erratas del proyecto del gobierno y, sobre todo, entrar en el debate, no solo a la defensiva de quien gobierna, sino al ataque de quien propone.

La sorpresa ha sido Podemos, que prefiere la oposición a la proposición, pues eso de proponer, ‘no gastar en esto para gastar en aquello’, ‘quitar de un sitio para poner en otro’, es harto complicado y conflictivo porque siempre hay alguien que se cabrea.

Han pasado tres meses desde el inicio del año. Un tiempo en que se ha mantenido a la principal empresa de nuestra región en una fase de hibernación y letargo que afecta seriamente a muchos sectores de nuestra economía y que acrecienta, además, la sensación de incertidumbre e inseguridad, agravada por una política nacional todavía en el aire.

Se hace urgente ya empezar a funcionar y que la economía regional tenga los instrumentos disponibles para poder cumplir con los ciudadanos y con los inversores. ‘Mover’, en definitiva, el presupuesto y empezar a gobernar. Ya hemos perdido tres meses y eso obligará, a partir de ahora, a actuar con rapidez. No estamos para perder tiempo. En abril será primavera.

Alberto Astorga