Extremadura | Damián Beneyto

Sep 11, 2020

Extremadura

DAMIÁN BENEYTO

Son las 11 de la mañana del día 8 de septiembre del año del Señor y de ‘la Covid’ de 2020, cuando me dispongo a escribir está parrafada. Hoy es el Día de Extremadura, lugar donde habito desde hace más de cuarenta años, tierra que me acogió y a la que tengo tanto que agradecer.

No sería justo no reconocer que desde mi llegada a Palazuelo-Empalme en el verano de 1977 hasta hoy, Extremadura ha cambiado casi siempre para bien y hoy dispone de algunas infraestructuras que facilitan el ‘modus vivendi’ de los que aquí vivimos. Sin embargo, si comparamos nuestro crecimiento económico con el de otras comunidades de España, lo que vulgarmente se conoce como ‘convergencia’, nos encontramos con que seguimos en el furgón de cola del desarrollo y a mas distancia del resto que hace cuarenta años.

Somos la región con el mayor índice de paro; con el menor PIB; la menos industrializada; la que cuenta con una población más envejecida y con una juventud que se bate en retirada y sale corriendo en cuanto puede ‘como alma que lleva el diablo’. Las políticas realizadas estos años no han dado los resultados previstos o, a lo mejor, para algunos sí, quién sabe. Durante estos años hemos sido gobernados por el socialismo, si exceptuamos cuatro años en los que el PP gobernó -gracias a Zapatero- con el hándicap de depender de Izquierda Unida.

Muchos de esos empleos públicos son innecesarios y tienen como única utilidad crear una red de clientelismo para que el PSOEx se eternice en el poder"

Esta es una comunidad subsidiada que apenas sí recauda un 8% de su presupuesto anual, a pesar de tener la mayor presión fiscal de España, según su PIB. El resto nos llega del Estado y de la Unión Europea.

Damián Beneyto; Regionalismo extremeños; Asamblea de Extremadura; Visioncoach;

Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977.  Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.

No hemos aprovechado estos años de bonanza para conseguir tener un tejido industrial que fije la población al territorio y aporte riqueza y empleo. Nuestros gobernantes autonómicos han dilapidado miles de millones en gastos superfluos y de dudosa utilidad.

También somos los campeones en número de empleados públicos, en relación a nuestra población, pues es la única manera que saben los socialistas de crear empleo y eso desemboca en un aumento tremendo del gasto público que provoca, a su vez, un gran endeudamiento. Muchos de esos empleos públicos son absolutamente innecesarios y tienen como única utilidad el crear una red de clientelismo para que el PSOEx se eternice en el poder.

Los servicios públicos básicos son cada vez más deficientes y más difíciles de mantener. La sanidad pública hace aguas y, mientras, las listas de espera, antes y después del Covid, son extremas. La falta de médicos y demás sanitarios es alarmante.

La educación pública es un sinsentido donde se premia lo folclórico y lo doctrinario y no se valora el esfuerzo y la excelencia. El nivel académico de nuestros niños y jóvenes, salvando raras y honrosas excepciones, es bastante deficiente, como lo expresan las evaluaciones externas que se realizan y el gran fracaso escolar existente. Las ayudas a la dependencia en una comunidad tan avejentada carecen de presupuesto suficiente y cada vez hay más gente desprotegida.

Juan Carlos Rodríguez Ibarra
Guillermo Fernández Vara

La gran extensión de nuestra comunidad y la poca población producen un encarecimiento de los servicios ya que la accesibilidad a los mismos es muy costosa. Los transportes sanitarios y escolares se llevan una parte importante de nuestro presupuesto, sin olvidarnos del acceso al comercio y a la cultura, que para la población de muchas zonas rurales de nuestra región suponen un gasto importante.

Tanto el Sr. Rodríguez Ibarra como el Sr. Fernández Vara se han limitado a pastorear a los extremeños a base de subsidios, subvenciones y otras prebendas con la única intención de garantizarse la poltrona. Han creado una red clientelar aprovechando el poco espíritu emprendedor de la gran mayoría de la población –«yo con la ‘paguina’ me conformo»– y así han conseguido que el conformismo y el pasotismo sean los ideales de muchos.

Los organismos políticos autonómicos están absolutamente desproporcionados y sólo sirven para colocar a familiares, amigos y correligionarios con tareas inexistentes y pingües sueldos. Las empresas públicas que dependen de la Junta de Extremadura son un nido de jerarcas socialistas que, aprovechando que sus emolumentos no deben ser aprobados por la Asamblea de Extremadura, se están llevando una ‘pasta gansa’ por regir empresas que no sirven absolutamente para nada.

Pastoreando en Extremadura

El PSOEx sólo realiza políticas de subsistencia por razones obvias y así, esta Comunidad, en muy pocos años va a ser una especie de reserva habitada por ancianos porque los jóvenes no tienen aquí ningún futuro. Sin políticas de crecimiento va a ser imposible tener servicios públicos de calidad y estaremos condenados a emigrar.

Como he dicho muchas veces, ‘somos pobres hasta para pedir’. España tiene una deuda histórica con Extremadura que debiéramos exigir. Nuestra Comunidad necesita un Plan de Urgente Industrialización y para eso hay que crear condiciones fiscales únicas y especiales que favorezcan la implantación de empresas; necesita una Ley del Suelo que, respetando la naturaleza, favorezca el progreso; necesita unos canales de comercialización de nuestros productos para que sean competitivos; necesita que el valor añadido de nuestras magníficas materias primas se quede aquí. En resumen, necesita otro tipo de política que no sea ‘la de la paguina’ y eso con el PSOEx es imposible.

Tal y como estamos, hoy, en el Día de Extremadura, hay poco que festejar y mucho que reivindicar. A ver cuándo empezamos.

Damián Beneyto

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