‘Nación de naciones’ | Damián Beneyto
‘Nación de naciones’ | Damián Beneyto
'Nación de naciones'
DAMIÁN BENEYTO
«Tú eres, oh, España, sagrada y madre siempre feliz de príncipes y de pueblos, la más hermosa de todas las tierras que se extiende de Occidente hasta la India. Tú, por derecho, eres ahora la reina de todas las provincias, de quién recibes prestadas sus luces no sólo el ocaso, sino también el Oriente. Tú eres el honor y el ornamento del orbe y la más ilustre porción de la tierra, en tu suelo campea alegre y florece con exuberancia la fecundidad del pueblo godo«
San Isidoro de Sevilla – año 626
Con esta cita de “De laude Spaniae” (Alabanza de España) de San Isidoro de Sevilla comienza el interesantísimo libro de D. José Soto Chica titulado “Los Visigodos” y que les recomiendo, pues no sólo describe con precisión la caída del Imperio Romano sino que además, detalla y documenta la conversión de la Hispania romana en una entidad independiente allá por el siglo VII a la que los godos denominaros Spania y que ocupaba toda la península ibérica.
Apenas si queda una semana para las elecciones en el antiguo principado de Cataluña, elecciones que desde hace unos años generan una gran expectación en el resto de España. El afán secesionista de parte del pueblo catalán, nuevamente marcará unos comicios cuyo resultado tendrá mucho que ver en el devenir de esta Comunidad y del resto del Estado.
Los catalanes van a votar si quieren o no quieren pertenecer a una nación que ya apuntaba maneras allá por el siglo VII de nuestra era"
Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977. Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.
En Cataluña no se va a votar, al menos en primera instancia, cómo quieren los catalanes que sea su sanidad, su educación, su economía o su política fiscal. Los catalanes van a votar en primera instancia si quieren o no quieren pertenecer a una nación que ya apuntaba maneras allá por el siglo VII de nuestra era y a la que Cataluña siempre perteneció de una forma u otra. Van a ser unas elecciones “fraudulentas” que, como otras anteriores, no van a cumplir la finalidad que la Constitución las otorga.
El secesionismo en España es decimonónico a pesar de algún escarceo que otro durante el siglo XVII, más fruto de la malinterpretación interesada de la historia que de la intencionalidad de los hechos acaecidos. Convertir, por ejemplo, la Guerra de Sucesión en una guerra de “secesión” es una de tantas gilipolluás inventadas por embaucadores que sólo perseguían y persiguen incrementar su peculio y su prestigio a costa de la ignorancia de unos pobres payeses de remensa.
Como les decía, es a partir del siglo XIX cuando comienza el secesionismo en España, especialmente en las Vascongadas (hoy País Vasco) y en Cataluña. En el secesionismo vasco -que fue más vizcaíno que otra cosa- tuvo mucho que ver el carlismo, que nunca admitió su derrota después de tres guerras civiles y que prendió ideológicamente sobre todo en la burguesía rural vasca.
El padre del nacionalismo vasco fue un tal Sabino Arana –una piedra con boina según Alfonso Ussía-. El tal Sabino era descendiente de una familia carlista y bastante desequilibrado, según se desprende de su obra literaria. Sus mensajes son racistas y machistas, considera al resto de los españoles, vascos incluidos si no tenían al menos 10 apellidos autóctonos, como seres inferiores a los que llama ‘maquetos’ y los tilda de afeminados, sucios, incivilizados y violentos. A las mujeres las pone a caldo y para muestra este botón: «La mujer es vana, es superficial, es egoísta, tiene en sumo grado todas las debilidades propias de la naturaleza humana. (…) Es inferior al hombre en cabeza y en corazón. (…) ¿Qué sería de la mujer si el hombre no la amara? Bestia de carga, e instrumento de su bestial pasión: nada más«.
Tanto vascos como catalanes solo han perseguido chupar del bote del resto de los españoles; se trata de esquilmar a aquellos a quienes odian y desprecian"
Este es pues el germen del secesionismo vasco, así que no es de extrañar que una escisión del mismo, alentado por el resto de la caterva, acabara pegando tiros y poniendo bombas a diestro y siniestro y que aún hoy se mantenga el germen terrorista en Bildu.
Los catalanes también comenzaron sus peripecias independentistas en la segunda mitad del siglo XIX, a pesar de su empeño por defender que ya eran una nación cuando los cromañones y neandertales poblaban el mundo. El racismo también está presente en sus fundadores, así Pompeu Gener uno de los padres del nacionalismo catalán escribió: “«Creemos que nuestro pueblo es de una raza superior a la de la mayoría de los que forman España. Sabemos por la ciencia que somos arios». Otro ‘ilustre nacionalista’, Josep Genovés Moles, dejo esta otra perla escrita: «Ningún catalán ni ninguna catalana dignos de tal nombre admitirán unión matrimonial con individuo español o hijo de españoles».
Sin embargo, detrás de estas razones “existencialistas”, tanto vascos como catalanes sólo han perseguido, como ya expuse en mi artículo ‘¿Quién roba a quién?’, chupar del bote del resto de los españoles. Es el nacionalismo del ‘dómine Cabra’, de los ‘Supertacañones del 1-2-3’; se trata de esquilmar a aquellos que odian y desprecian aduciendo razones históricas inventadas o manipuladas de forma chapucera.
Otro de los logros del separatismo en nuestro país ha sido tener como aliados a los partidos de izquierda, desde el PSOE hasta el PCE, hoy Podemos, y demás bandas siniestras.
Disponible en:
Ni las lenguas ni las costumbres autóctonas pueden separar lo que a través de los siglos ha unido la sangre"
En los últimos años hay que agradecer al socialismo patrio su labor en pro del fomento del secesionismo. El sonatillo Zapatero, con su ‘estatut’ tan inconstitucional como la bandera republicana, y el tal Sánchez, con su ‘nación de naciones’, una de las mayores estupideces, boberías y necedades dichas por un político en la historia de España, han dado alas a los hijos putativos de los Arana y los Pompeu; y, si a esto le añadimos la prodigalidad con que los gobiernos socialistas han regado la causa secesionista con miles de millones de euros en detrimento del resto de España, no es de extrañar que el día de San Valentín vuelvan a cortar orejas y rabo las huestes de Puigdemont y del ‘agraciado’ Junqueras.
La Hispania romana, la Spania visigótica y la España de los Reyes Católicos no fueron nunca ‘una nación de naciones’ fue la patria común de hombres y mujeres a los que les une, mal que les pese a algunos, más de lo que les separa.
Si hubo momentos en nuestra historia -durante la Reconquista- en que por intereses políticos se rompió la unidad administrativa, nunca se rompió la complicidad del pueblo soberano. El mestizaje es total y absoluto, ni la lengua, ni las costumbres autóctonas pueden separar lo que a través de los siglos ha unido la sangre.
Damián Beneyto