¡Es la economía, estúpidos! | Carmen Heras
¡Es la economía, estúpidos! | Carmen Heras
¡Es la economía, estúpidos!
CARMEN HERAS
El título de este artículo corresponde a la famosa frase de James Carville, asesor del demócrata Bill Clinton en la campaña que le llevó en 1992 desde su puesto de gobernador de Arkansas hasta la Presidencia de los EEUU, al vencer a su contrincante republicano, George Bush, padre, que solo presumía de los éxitos de la política exterior estadounidense mientras se olvidaba de los problemas y necesidades cotidianos y perentorios de los ciudadanos.
En España, la anulación por parte del Tribunal Constitucional del impuesto de plusvalía que cobran los ayuntamientos, ha vuelto a poner sobre la mesa dos cuestiones, a mi entender, muy importantes: una, las dificultades económicas por las que pasan casi todos ellos, y dos, que nadie les consulta cuando se toman decisiones que les afectan directamente.
Los alcaldes y concejales no suelen ser manirrotos con las cuentas públicas y, en la mayoría de los casos, lo único que intentan es cumplir con las múltiples exigencias de la ciudad"
Sin entrar a valorar, aquí y ahora, si dicho impuesto debe o no cobrarse (hay razones justificativas de una cosa y de la contraria), este artículo apoya su mirada sobre los ayuntamientos, esos entes a quienes todos dicen querer y proteger, pero que son los parientes pobres de la Administración, a todos los efectos.
En ellos, la economía es fundamental -como en todos los casos, por otra parte-, se vuelve insoslayable en las discusiones políticas, dentro y fuera de la casa, y constituye una piedra de ataque contra el adversario, muy utilizada por los grupos de oposición.
Sin embargo, todos cuantos conocen la vida municipal saben que, salvo excepciones, los alcaldes y concejales no suelen ser manirrotos con las cuentas públicas y en la mayoría de los casos lo único que intentan es cumplir con las exigencias de las múltiples peticiones que genera la vida de la ciudad. Un sin fin de asuntos que sería muy prolijo detallar y que por costumbre, rapidez u omisión de otras administraciones, deben cubrirse desde las arcas municipales.
Los ayuntamientos llevan mucho tiempo demandando una ley actualizada de administración local y no vivir a expensas de las migajas que caen desde otros lugares. Bien estuvo que en momentos de implantación de las Autonomías, éstas se llevaran todo el protagonismo político, financiero y hasta protocolario, porque había que consolidarlas, pero lo que no puede seguir así, en mi opinión, es la situación actual en lo que respecta al reconocimiento que se debe al papel municipal dentro de todo el entramado político y administrativo.
Es hora de que los alcaldes y alcaldesas constituyan un frente común más allá de los partidos políticos y de las paredes de la Federación Española de Municipios y Provincias, FEMP"
Una nueva ley moderna y adecuada a la realidad existente está haciendo falta desde hace bastante tiempo. A punto estuvo de conseguirse en la legislatura 2007/2011, cuando la ley estuvo redactada y fueron sus costes económicos los que la retuvieron. Es hora, pués, de que los alcaldes y alcaldesas constituyan un frente común, que más allá de los propios partidos y de las paredes de la Federación Nacional de Municipios y Provincias planteen sus reivindicaciones al Gobierno sobre lo que necesitan los ciudadanos a los que representan.
Nos estamos acostumbrando en cualquier orden de la vida, a que otros piensen por nosotros. Desde lo medios de comunicación que nos dictan los libros que hemos de leer, las películas para visionar, las plataformas a seguir, la moda, los coches y los alimentos que debemos comprar, etc., hasta el gobierno de turno, respaldado más o menos por los diputados, que dictan leyes, se supone que apoyadas en un buen conocimiento jurídico sobre los territorios y quienes los ocupamos. Pues bien, no hay mayores conocedores de nuestros entornos próximos que los responsables y técnicos que trabajan en los y para los municipios. Consúltenles, señores del Gobierno, y verán.
Carmen Heras