
Pobres, hasta para pedir | Damián Beneyto
Pobres, hasta para pedir | Damián Beneyto
Pobres, hasta para pedir
DAMIÁN BENEYTO
Esta frase, con la que titulo mi parrafada, la dije cuando era portavoz regionalista en la Asamblea de Extremadura -como constará en el Diario de Sesiones- en distintas ocasiones, aunque lo hice de forma más recurrente cuando discutimos la olvidada ‘DEUDA HISTÓRICA’ que nuestro Estatuto de Autonomía recoge, pero que nunca hemos reivindicado con el énfasis y la cuantificación suficientes.
La pobreza secular de Extremadura no solo radica en el abandono y falta de atención que se le ha prestado por parte de los distintos gobiernos de España a lo largo de los siglos, ni de su orografía, ni de su clima, ni de su situación geográfica.
Los culpables de que esta Comunidad sea la que peores datos socioeconómicos tiene de España, y quizás de Europa, la han tenido en gran medida y la tienen sus habitantes, que han ejercido desde tiempos inmemoriales y ejercen el conformismo y la falta de iniciativa, aunque curiosamente este amodorramiento desaparece cuando abandonan su tierra. Entonces se convierten mayoritariamente en personas con iniciativa y ambición capaces de las mayores audacias, como los que participaron en la gran gesta del descubrimiento y conquista de América o los que, en los siglos XIX y XX, contribuyeron decisivamente al desarrollo de otras comunidades de España, como Cataluña y el País Vasco, y que aún hoy lo hacen.
Tampoco los políticos que ha dado esta bendita tierra se han caracterizado por ser demasiado chovinistas, quizás todo lo contrario. Así, durante el siglo XIX, los Godoy, Bravo Murillo, Muñoz Torrero, Donoso Cortés, al igual que en el siglo XX, Hidalgo Durán, Bardají, Adolfo Díaz-Ambrona, Martínez Sánchez-Arjona, Oliart, Sánchez de León, etc., poco o muy poco hicieron por la tierra que les vio nacer.

Se ha optado por políticas de subsistencia y se han obviado las políticas de crecimiento, haciendo del subsidio un fin en sí mismo"
Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977. Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.
El periodo autonómico merece párrafo aparte, pues considero que si ha habido un momento político en el que Extremadura podía haber dado un salto cualitativo para converger con el resto de las comunidades de España, ese es el periodo comprendido entre el principio de los años 80 del pasado siglo y la actualidad. Pero, nuevamente, la idiosincrasia del pueblo soberano le ha hecho apostar por subsistir más que por progresar.
Ya desde las primeras elecciones autonómicas, nos echamos en brazos del socialismo paternal encabezado por Rodríguez Ibarra, de verbo fácil y muy aguerrido de puertas hacia adentro, pero bastante sumiso y bienmandado de puertas hacia afuera. Ingentes cantidades de dinero han sido malgastadas en estos años con proyectos sin pies ni cabeza mientras no se ha creado un modelo económico ni generado un tejido productivo que haga despegar de una vez por todas a la región.
Se ha optado por políticas de subsistencia y se han obviado las políticas de crecimiento. Hemos hecho del subsidio, que debería sea algo temporal para salir de la miseria, un fin en sí mismo, y hemos acostumbrado a gran parte de los ciudadanos a depender para sobrevivir de la voluntad del todopoderoso Presidente de la Junta de Extremadura, lo que ha contribuido a la creación de un clientelismo político absolutamente obsceno.
Su sucesor, el también socialista, Guillermo Fernández Vara, ha seguido la misma línea, aunque exagerando la subsidiaridad y convirtiendo al gobierno autonómico en una especie de ‘ong’. Así, tenemos el récord de empleados públicos de toda España por número de habitantes que, junto con los que viven de subsidios y prebendas, han convertido a Extremadura en una especie de estado feudal donde la mayoría de los ciudadanos deben sus peculios a la todopoderosa Junta de Extremadura. El obsceno clientelismo político es cada día más evidente, mientras los jóvenes con alguna formación huyen despavoridos de una tierra que solo les ofrece el futuro de malvivir.
La ‘DEUDA HISTÓRICA’ que España nos debe por siglos de olvido y discriminación, no parece que se vaya a pagar, porque ni siquiera se pide. Nos conformamos con limosnas para ‘ir tirando’. ‘SOMOS POBRES HASTA PARA PEDIR’.
Extremadura necesita un plan de urgente industrialización que pasa por tener unas condiciones fiscales especiales que hagan atractivo invertir en esta tierra y una burocracia ágil y eficiente que facilite los trámites a los emprendedores.
Necesitamos también, una ley del suelo que haga compatible la preservación del medio ambiente con la creación de riqueza y empleo y, sobre todo, un pueblo que quiera que su tierra no acabe convirtiéndose en una ‘reserva’ donde solo vivan anciano a costa de la caridad de los demás.
Las consecuencias socioeconómicas de la pandemia que nos azota, pueden ser catastróficas a corto plazo y es el momento de exigir al gobierno de la nación que destine a esta Comunidad parte del dinero recibido de Europa.
Pero me temo que, nuevamente, ‘SEAMOS POBRES HASTA PARA PEDIR’ y sean las comunidades gobernadas por secesionistas las que se lleven el gato al agua porque para eso mantienen ‘al tal Sánchez’ en la poltrona. D. Guillermo, ‘el sumiso’, tiene la palabra.
Damián Beneyto.
Nota del autor: El periodo en que gobernó el Partido Popular en Extremadura, entre 2011 y 2015, fue el único periodo donde se aprobaron leyes que podían haber cambiado los derroteros de esta Comunidad. La mayoría de ellas fueron derogadas por el PSOEx en la siguiente legislatura.