El Salvador, vulnerable al Covid-19 | Daniel Girón
El Salvador, vulnerable al Covid-19
DANIEL GIRÓN
La expansión acelerada del COVID-19 ha alertado a la población mundial y ha afectado a innumerables vidas, comunidades, negocios y medios de vida en todos los países.
El COVID-19 ha logrado frenar momentáneamente la forma en como el ser humano lleva su modo de vida. Ha conseguido que se activen protocolos de acción para combatir una pandemia mundial que afecta, sobre todo, a los medios de transporte internacionales y a la economía mundial en su conjunto.
Las cifras epidemiológicas de contagio por el COVID-19 no son alentadoras y lo podemos comprobar a la luz de la multitud de casos confirmados que presentan países como Italia, EEUU, Francia, Irán, España o China, entre otros.
Las cifras epidemiológicas de contagio por Covid-19 no son alentadoras y lo podemos comprobar a la luz de los casos confirmados de Italia, EEUU, Francia, Irán, España o China"
El COVID-19 ingresa a nuestro cuerpo a través de la nariz, la boca o los ojos, con un periodo de incubación que oscila entre uno y catorce días, estableciéndose un promedio de alrededor de los 5 días. El virus desciende por los conductos bronquiales para alojarse en los pulmones. Infecta e inflama las membranas mucosas y daña los alveolos, con lo que dificulta su función de suministrar oxígeno a la sangre y eliminar de ella el dióxido de carbono.
César Daniel Girón Segovia pertenece a la Red Mundial de Jóvenes Políticos. Es investigador científico acreditado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de El Salvador (CONACYT). Formador acreditado en la Agenda 2030, sigue líneas de investigación con interés en temas medioambientales donde enfoca también su actividad política. Ha sido premiado por la Universidad de El Salvador con el Premio a la Innovación Social.
Se trata de un serio problema para los pacientes que presentan ya dificultades de respiración, ya que se produce, en las áreas de infección, células muertas y pus. Se genera una infección en los pulmones que dificulta la respiración. Estos síntomas hacen aumentar la probabilidad de mortalidad en aquella población con sistemas inmunes más debilitados.
El Salvador es considerado, según diversas instituciones internacionales, como uno de los países más vulnerables en desastres y riesgos naturales. Los mecanismos que se han activado ante la posible llegada del virus al país, pretende defender a nuestra población más enferma y vulnerable ante esta amenaza.
Como país, poseemos un alto porcentaje de nuestra población que padece distintas enfermedades. Según los boletines epidemiológicos relativos a distintos años del MINSAL, se registran anualmente más de siete mil casos relacionados con problemas respiratorios, algo más de 350 mil de diarrea, más de 20 mil presentan insuficiencia renal crónica, más de 300 mil egresos en diágnósticos relacionados a enfermedades como el cáncer y más de 25 mil casos son enfermedades de transmisión sexual.
La diabetes y la insuficiencia renal son las enfermedades que más mortandad causan en el país, convirtiéndose en una de las principales causas de mortandad, debido a las dificultades o limitaciones para el acceso a los servicios de salud. Mucha de nuestra población no es tratada adecuadamente y poseemos, además, un porcentaje de aproximadamente el 13% de población considerada “tercera edad” (según el Digestic), quienes son, desgraciadamente, los más vulnerables por presentar los sistemas inmunes más debilitados.
Otros sectores de la población que pudieran ser duramente castigados ante la llegada del virus, serían aquellos en situación de pobreza. Nuestra nación presenta un índice de 26,3% de hogares en situación de pobreza y, de estos, el 5,7% se encuentra en la categoría de pobreza extrema.
La principal apuesta de El Salvador ante el COVID-19, debe ser evitar lo más posible su propagación, para evitar su dispersión por el sistema de salud y, con ello, disminuir los contagios.
Al igual que en otros países donde se libra dura batalla contra la epidemía, la estrategia más razonable debe consistir en aplanar la curva de contagio. Esto significa que, en lugar de que el virus afecte y contagie a toda la población en un muy corto periodo de tiempo, debe intentarse que el contagio tome más tiempo para causar el mismo número de casos. De esta forma, el sistema de salud pública compraría más tiempo, un tiempo absolutamente necesario, para poder responder adecuadamente a la crisis, y poder reducir significativamente las muertes que pueda causar el COVID-19.
La invitación a seguir las indicaciones de las autoridades sanitarias está hecha, sobre todo aquella de acatar la instrucción de no frecuentar sitios con grandes agrupaciones de personas, lavarse las manos constantemente, sobre todo al salir de lugares concurridos, usar mascarilla si se presentan síntomas de gripe, fortalecer la empatía con los más necesitados y estar pendientes de las noticias y medios de comunicación.
El Salvador, debe estar preparado y adelantarse a los acontecimientos. Debemos aprender de aquellos otros países que van por delante en número de contagios, en muertes y también en la toma de difíciles medidas para su control. Solo juntos, podemos superarlo.
Daniel Girón