#8M El Salvador: ¡Diputadas, represéntennos! | Ines Martínez
#8M El Salvador: ¡Diputadas, represéntennos!
INES MARTÍNEZ
Un años más sucede la lluvia de felicitaciones en el Día Internacional de la Mujer. Es de claro desconocimiento el motivo por el cual se determinó tal fecha. El #8M marca una importante línea de lucha entre ser objeto o sujeto de Derechos Humanos a nivel internacional y nacional.
Representa un antes y un después del reconocimiento de los Derechos Humanos de las mujeres por el simple hecho de ser personas. Por ello, cada #8M debe ser motivo de reflexión de los avances y retrocesos que hemos tenido como mujeres y, más que so, lograr compromisos serios de parte de los actores que conforman nuestra democracia.
El #8M en El Salvador marca una importante línea de lucha entre ser objeto o sujeto de Derechos Humanos a nivel internacional o nacional"
En un régimen democrático, la distribución del poder es fundamental. El objetivo principal de una democracia es garantizar la igualdad de derechos y esto se refiere, no a otorgar privilegios como se ha malentendido, sino a tratar bajo la lupa del equipamiento de oportunidades y en el acceso a una calidad de vida digna, independientemente de la condición económica, educativa, de salud, de vivienda, en el ámbito laboral y en la participación política, entre otras áreas importantes para un desarrollo humano sostenible y sustentable de todas las personas.
Se trata de ‘oportunidades’ y de ‘acceso’. Pero actualmente sucede lo opuesto. Uno de los indicadores alarmantes es la participación política de la mujer. El indicador peor evaluado del país, según el Reporte Global de Disparidad de Género, del Foro Económico Mundial (FEM) 2018/2019, debido a la ausencia de mujeres en posiciones de liderazgo relevantes dentro de esta esfera.
Cuando hablamos de liderazgo, debemos entender, no únicamente estar presentes en un cargo de toma de decisiones, sino que, efectivamente, estas mujeres tengan la facultad jurídica y legítima de tomar decisiones independientes, sin afrontar consecuencias políticas partidarias y menos de alguno o varios tipos de violencia.
En 2020, si bien se han dado algunos avances en el tema de gabinete y de parte del Presidente Nayib Bukele desde que asumió el 1 de junio de 2019, de designar gran parte de su gobierno en las cabeceras de Ministerios a mujeres, es un hecho relevante sin duda y sin precedente también, es de reconocer la importancia que ha dado en este aspecto a mujeres líderes.
Lamentablemente, el ejecutivo forma una parte nada más de todo el sistema político salvadoreño, lo que conlleva a tener una deuda pendiente de toda la estructura política que data de muchas décadas atrás. Se hace necesaria una urgente actualización, no solo de las leyes, sino de la conformación política actual, ya que es ahí donde se toman las decisiones importantes que nos afectan directamente.
Sobre esta actualización tengo un reclamo muy fuerte a todas las mujeres que forman parte de la actual Asamblea Legislativa. A pesar de haber conformado la Comisión de la Mujer e Igualdad de Género, no han tenido un trabajo representativo de las mujeres dentro de dicha institución.
Un claro ejemplo es que la reforma para incorporar la violencia política hacia la mujer dentro de la Ley Especial para una Vivienda Libre de Violencia y Discriminación contra la Mujer (LEIV) están varadas desde hace un año. Todo esto denota el nulo compromiso de las legisladoras, que se supone deben velar por los derechos de las mujeres en su totalidad.
Porque se dice mucho y se hace tan poco. La violencia contra la mujer es estructural y visible, porque existe en todas sus formas: simbólica, psicológica, acoso sexual, cyber-delitos, violencia política, entre muchas otras formas, pero, al mismo tiempo, invisibles ante mujeres que teniendo el cargo de decisión para contribuir a la transformación política de la mujer, no lo hacen. Me atrevería a decir que conscientemente sucede y me remito a las evidencias.
Es de reconocer el trabajo de las organizaciones sociales, lideresas comunales, estudiantiles, de diversas asociaciones de derechos humanos y referentes en todas las áreas que mantienen viva la llama de la lucha por la reivindicación de nuestros derechos.
Falta mucho trabajo por hacer, pero no debemos cansarnos hasta lograr la igualdad de oportunidades en el acceso a todos los ámbitos y ser reconocidas por nuestra capacidad, por lo que somos capaces de hacer, y dejar de ser juzgadas inferiormente, incluso por algunas mujeres que no están sensibilizadas con el objetivo genuino que tenemos por las que nos antecedieron por las que estamos y por las que vienen.
Lo único que queremos son nuestros derechos humanos en su totalidad. Este es el verdadero significado del #8M. Por nuestras niñas, adolescentes y mujeres de El Salvador.
Ines Martínez