Egos, derecha y políticos | Damián Beneyto

Egos, derecha y políticos | Damián Beneyto

Egos, derecha y políticos | Damián Beneyto

Egos, derecha y políticos

DAMIÁN BENEYTO

La egolatría es una de las ‘cualidades’ que más adorna a muchos de nuestros políticos. El ególatra es un personaje que siente veneración por sí mismo y espera ser venerado por los demás, es un narcisista que no se besa porque no se alcanza. Necesita ser siempre el centro de atención y solo piensa si sus acciones le van a favorecer.

Se alimenta del halago, así que suele rodearse de mediocres tiralevitas que le regalan los oídos con lisonjas y alabanzas. Su falta frecuente de autoestima le lleva a necesitar la aclamación del pueblo soberano como el comer.

El ególatra se alimenta del halago, así que suele rodearse de mediocres tiralevitas que le regalan los oídos con lisonjas y alabanzas"

Suele ser bastante envidioso y no acepta de buen grado los éxitos ajenos aunque sean de sus correligionarios. Al que saca mucho la cabeza, destaca o cree que pone en peligro su liderazgo lo defenestra ipso facto. Llevarle la contraria es peligrosísimo y puede dejar a más de uno sin oficio ni beneficio. El susodicho siempre tiene razón y, si no la tiene, también la tiene.

Son muchos los prebostes a los que su condición de ególatras recalcitrantes les ha llevado a la actividad política y seguro que se nos ocurren varios a bote pronto. Nuestro actual presidente del Gobierno es un ególatra de manual y, aunque tiene pocas luces, está convencido de que es el elegido por los cielos para dirigir los destinos de los españoles. En Extremadura también su actual presidente es otro ególatra de libro y, aunque tiene otro talante, las mata callando. La diferencia entre ambos personajes es que mientras el primero necesita la política para comer, es decir, es su modus vivendi, el segundo, rico de cuna y con una profesión bien remunerada, solo le interesa ser venerado in saecula seculorum.

Damián Beneyto; Regionalismo extremeños; Asamblea de Extremadura; Visioncoach;

Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977.  Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.

Con bastante frecuencia en los partidos políticos hay choques entre sus dirigentes producidos por ataques de egolatría que llegan a convertirse en auténticas crisis. Las ansias de poder, el sentirse imprescindible o simplemente no perder el estatus y/o el peculio suelen ser las causas de estos arrebatos o arrechuchos a los que nos tienen acostumbrados nuestros líderes políticos.

Las consecuencias de estos ‘saraos’ suelen ser casi siempre bastante nocivas para los intereses electorales del partido de marras, pues afiliados y simpatizantes no ven con muy buenos ojos que los dirigentes de su partido se tiren los trastos a la cabeza por mantener su poltrona o para acceder a otras de más alcurnia.

Normalmente estas luchas por el poder se suelen producir cuando los partidos están en la oposición, pues siempre hay alguno que está convencido que si le hubieran dejado a él estarían gobernando, pero también suelen producirse movimientos desestabilizadores por parte de los que han triunfado en sus circunscripciones, sean ayuntamientos, diputaciones o comunidades, que exigen mayor cuota de poder en el partido e incluso por los que no consiguieron triunfar que piden otra oportunidad y también medrar lo que puedan.

En los partidos de izquierda las luchas por el poder suelen ser, salvo casos muy concretos, más silenciosas y, aunque siempre hay algún descontento, se suele imponer la disciplina de partido y los egos quedan bastante difuminados si se ha repartido bien el pastel. Llevar la contraria al capo de turno está muy mal visto y muy pocos osan contradecirlo.

El político de izquierda suele sacrificar su ego para conseguir mantener su modus vivendi en la actividad política. Lo importante es estar bien remunerado y perpetuarse en los cargos, carguitos o carguetes, aunque se tengan que meter su autoestima en salva sea la parte.

En el PSOE, por ejemplo, las primarias para elegir a sus máximos responsables nacionales y autonómicos dejan algún que otro cadáver en las cunetas, pero la mayoría de los afiliados, por la cuenta que les trae, se cambian de chaqueta rápidamente y muestran total pleitesía al candidato electo. El caso del Sr. Fernández Vara ofreciendo alma, vida y corazón al tal Sr. Sánchez después de apoyar furibundamente a la Sra. Díaz, es un ejemplo muy ilustrativo.

Guillermo Fernández Vara y Susana Díaz

En el PSOE, las primarias para elegir a sus máximos responsables nacionales y autonómicos dejan algún que otro cadáver en las cunetas, pero la mayoría de los afiliados, por la cuenta que les trae, se cambian de chaqueta rápidamente ".

Los partidos de derecha en España, sin embargo, siempre han sido una caja de grillos, demasiados generales para tan pocos soldados. La desunión de la derecha por el egocentrismo de sus dirigentes ha sido una constante histórica y lamentablemente lo sigue siendo.

No me remontaré más atrás en el tiempo, pero desde principios del siglo XX los partidos de derecha proliferaron en España como setas en otoño. La CEDA, Confederación Española de Derechas Autónomas, -ojo al nombrecito- estaba constituida nada más y nada menos que por dieciocho partidos, con sus líderes correspondientes, y, aunque José Mª Gil Robles consiguió que fueran juntos a las elecciones generales durante la Segunda República, siempre hubo sus más y sus menos que comprometió, y de qué manera, su acción política.

Durante la Transición los partidos de derecha también han proliferado e incluso se llegó a fundar una especie de ‘CEDA’ con UCD que acabó como el rosario de la aurora ya que los egos de unos y otros acabaron con el partido y con el pobre Adolfo Suárez, hoy tan venerado. Solo Manuel Fraga, después de algún que otro intento, consiguió con el Partido Popular unir a casi toda la derecha patria y con José María Aznar se consolidó; pero esto es España y la unión duró poco y así, con Mariano Rajoy se volvió a las andadas y lo que era una opción política se convirtió en tres.

La situación actual es la de una derecha dividida con VOX, PP y Cs, algo que le está viniendo de miedo a la siniestra. Los egos de unos y otros han llevado al gobierno de España a lo peor de cada casa, lo que está poniendo en peligro la democracia y el estado de derecho.

El PP, el partido más importante de la derecha, tampoco acaba de volver a sus orígenes después de unas primarias que han dejado algunas heridas sin cicatrizar. Su nuevo líder da la impresión que ha llegado al poder como lo hizo Zapatero en el PSOE: se le eligió para que no salieran los otros candidatos y, aunque se está batiendo el cobre con solvencia, no acaba de ilusionar al personal.

La política es la segunda profesión más antigua de la historia. A veces creo que se parece mucho a la primera".

Ronald Reagan

Ivan Redondo y Pedro Sánchez

Sin embargo, en el tiempo que lleva el PP en la oposición a nivel nacional, han aparecido en algunas comunidades autónomas líderes que, no sólo ganaron sus comicios correspondientes, sino que, además, han conseguido ilusionar a los ciudadanos por su imagen y su buen hacer.

Esto, que debería ser aprovechado por el partido para conseguir ganar las próximas elecciones generales, está sirviendo lamentablemente para desunir y sacar los egos de unos y otros al retortero.

Algunos parece que no entienden que son los votos de los ciudadanos los que le dan a un partido la oportunidad de gobernar y que hay políticos que los atraen y otros que los repelen. No es momento de enrocarse sino de todo lo contrario. Si el Sr. Núñez Feijóo, la Sra. Díaz Ayuso, el Sr. Martínez Almeida, el Sr. Moreno Bonilla o el Sr. Fernández Mañueco, entre otros, son generadores de votos deben tener protagonismo en el partido; por el contrario, dónde los dirigentes han dejado de ilusionar, habrá que agradecerles los servicios prestados y buscar candidatos que hayan demostrado que han atraído votos allá donde se han presentado o que disfrutan de un reconocimiento público notorio por su gestión y buen hacer.

En España no están los políticos que han sido cabeza de cartel acostumbrados a dar un paso atrás cuando no consiguen los objetivos electorales previstos. Su ego les hace creer que de sus fracasos suelen tener la culpa factores ajenos a ellos e incluso los propios electores y se agarran a la candidatura con uñas y dientes avalados por su ‘guardia de corps’ que sabe que si su ‘héroe’ cae se quedan si su modus vivendi.

La situación de nuestro país no está para egocentrismos sino para dejar sitio a los que pueden conseguir echar del gobierno de España y de algunas comunidades autónomas a siniestros personajes que nos están arruinando ética, social y económicamente.

Señores dirigentes de los partidos de derecha, déjense de jugar a ver quién mea más largo, métanse los egos dónde les quepan y demuestren que les importa España y los españoles. Sobran mercenarios y faltan políticos con altura de miras que no pretendan vivir opíparamente de la política porque es la única profesión dónde no se les exige ninguna aptitud.

Damián Beneyto

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