Un PP ‘regionalista’ en Extremadura | Damián Beneyto

Un PP ‘regionalista’ en Extremadura | Damián Beneyto

Un PP ‘regionalista’ en Extremadura | Damián Beneyto

Un PP 'regionalista' en Extremadura

DAMIÁN BENEYTO

Una de las claves de que el actual Presidente del Partido Popular, Sr. Núñez Feijóo, consiguiera cuatro mayorías absolutas en Galicia fue, sin lugar a dudas, su galleguismo. El PP gallego, sin dejar de ser un partido españolista, supo conciliar lo nacional con lo regional. El votante gallego sabe que su PP va a luchar por mejorar sus condiciones de vida y a respetar su idiosincrasia, tanto en Santiago de Compostela como en Madrid. Feijóo, siguiendo los pasos de Fraga, creó un PP regionalista con el que se han identificado una gran mayoría de gallegos.

El futuro de Extremadura pasa por un gobierno de un PP 'regionalista' que, desde la lealtad a España y el respeto a las decisiones de los órganos nacionales del partido, sea dueño de su destino."

En Extremadura el PP, a pesar de los esfuerzos de José A. Monago pactando con Extremadura Unida para darle ese toque autóctono, no consiguió que los extremeños lo tomaran como algo suyo.

Damián Beneyto

Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977.  Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.

Para la mayoría, incluso para sus propios afiliados, el PP extremeño es solo una sucursal con muy poca capacidad de decisión y que, en demasiadas ocasiones ha sacrificado los intereses de Extremadura por su sumisión a Génova. Eso sí, en el PSOE extremeño ocurre lo mismo en dirección Ferraz y así nos va.

Extremadura, como he escrito más de una vez, es una comunidad que lleva muchos siglos resignada a ser el furgón de cola de España. Tierra de caciques durante siglos donde ni siquiera vivían en la región a la que explotaban, ahora es tierra de políticos mamandurrieros y acomodados, de funcionarios –algunos sin funciones- y de subsidiados y subvencionados.

Los partidos regionalistas -y sé de lo que hablo- siempre se han ido al traste, no han cuajado y, cuando tuvieron ocasión de hacerlo, los egos de unos, los complejos de otros y la falta de altura de miras de muchos los llevaron al ostracismo. Hoy solo son alguna foto nostálgica, algunas siglas rimbombantes y algún recuerdo de lo que pudo ser y no fue.

Dentro de poco, espero, tendremos el Congreso Regional del Partido Popular y todo parece indicar que el PP extremeño volverá a ser ‘más de lo mismo’, una sucursal de Génova manejada en Extremadura por profesionales de la mamandurria que desde sus cargos orgánicos, algunos impuestos por la anterior dirección nacional, han convencido al nuevo Comité Nacional que hay que poner como cabeza de cartel a una señora que, con todos mis respetos, no está en absoluto preparada para dar la batalla al PSOEx de D. Guillermo, quien tiene más concha que un galápago.

Todo parece indicar que el PP extremeño volverá a ser una sucursal de Génova manejada por profesionales de la mamandurria"

Fernando Pizarro y María Guardiola

La opción de Fernando Pizarro, alcalde de Plasencia, con curiosamente cuatro mayorías absolutas, parece que no conviene. No conviene, quizás porque algunos de los que llevan decenios ‘viviendo de esto’ sin haber ganado nunca nada pueden poner en peligro su ‘estatus’; no conviene, quizás porque es mucho más cómodo estar en la oposición donde se cobra lo mismo y se está menos expuesto a la crítica de los medios y de la opinión pública; no conviene, quizás porque ser placentino molesta a algunas sensibilidades tan sectarias como pueblerinas; no conviene, quizás porque Fernando Pizarro puede ganar las elecciones autonómicas y poner en evidencia a más de uno; no conviene, quizás porque Fernando Pizarro representa a los que aún creemos en las posibilidades de esta bendita tierra.

El próximo Congreso Regional del Partido Popular de Extremadura puede ser ‘a la búlgara’, con una sola candidatura ‘oficialista’ que tranquilizará, no me cabe duda, a muchas conciencias, o un duelo a dos entre la Sra. Guardiola y D. Fernando Pizarro. Para que se produzca lo segundo, el alcalde placentino deberá ‘desobedecer’ las ‘indicaciones’ de Génova. Esto tiene el riesgo de que, si pierde, su carrera política puede verse gravemente afectada. La partidocracia tiene esas cosas. Yo apuesto por que se presente y gane, pero su situación es complicada.

El Sr. Núñez Feijóo, que seguramente nunca leerá esto, debería saber que Extremadura es algo más que encinas y cigüeñas y que, como él ha hecho en Galicia, el futuro de esta tierra pasa por el gobierno de un PP ‘regionalista’ que, desde la lealtad a España y el  respeto a las decisiones de los órganos nacionales del partido, sea dueño de su destino y eso solo será posible si encabeza la candidatura al Comité Regional D. Fernando Pizarro.

Pienso presentarme para ser compromisario y si lo soy, no votaré a la Sra. Guardiola aunque se presente ella sola, y no por ella, a la que la tengo un gran respeto, si no por lo que llevará detrás, cuya única aspiración será seguir ‘viviendo del PP’.

Damián Beneyto

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Los sindicatos

DAMIÁN BENEYTO

El sindicalismo en España siempre se ha caracterizado por su politización, su sectarismo y por su incoherencia. La aparición de los sindicatos ‘de clase’ a finales del siglo XIX (UGT) y principios del XX (CNT), que deberían haber sido fundamentales para mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, pronto se convirtieron en organizaciones revolucionarias de extrema izquierda al servicio del socialismo marxista y del anarquismo ‘bakuniano’. Ambos sindicatos fueron fundamentales, especialmente la UGT, brazo armado del PSOE,  para crear en la España de la primera mitad del siglo XX un clima de inestabilidad social y de violencia que, además de arruinar el país, lo puso en el disparadero de la guerra civil.

En las últimas décadas, los casos de corrupción tanto en UGT como en CCOO han sido numerosísimos y cientos de millones de euros se han quedado entre las uñas de los capos sindicales"

Ya en 1917, tanto UGT como CNT, fueron protagonistas de la revolución que se produjo contra el estado liberal y que algunos historiadores señalan como el inicio de los acontecimientos que se producirían en 1936.

Damián Beneyto

Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977.  Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.

Los anarcosindicalistas cenetistas optaron por el terrorismo para conseguir sus objetivos, para ellos el uso de la violencia era una forma de ‘lucha de clases’. Para la UGT, que tenía al PSOE como brazo político, lo que imperaba era el determinismo marxista, para ellos, como muy bien dice el historiador Roberto Villa, “La revolución implicaba la toma insurreccional del ‘Estado burgués’ y el establecimiento de una ‘dictadura del proletariado’”.

La deriva del sindicalismo patrio hasta el final de nuestra guerra civil fue el de convertirse en un brazo armado contra la democracia y contra la misma República. Sus pretensiones, como hemos visto, eran convertir a España en una dictadura marxista-leninista al más puro estilo de la recién creada URSS.

Por supuesto, las mejoras laborales de los trabajadores quedaban en un segundo plano, no interesaba la paz social, lo importante era crear el clima adecuado para que se produjera la añorada revolución. Cuanto más pobres y descontentos hubiera, mucho mejor, ese era el caldo de cultivo para la bolchevización. ¿No les suena esta estrategia?

En 1934 los sindicatos ‘de clase’ vuelven a las andadas y son el brazo armado de los partidos políticos que dan un golpe de estado contra la República. Esta asonada, que fracasó estrepitosamente, dejó más de 1.500 muertos y a la II República española herida de muerte. Aquí comenzó realmente la guerra civil y no precisamente por culpa de militares golpistas.

Durante estos años el sindicalismo consiguió pingües beneficios crematísticos, especialmente en lo que a inmuebles se refiere. Las llamadas eufemísticamente ‘Casas del Pueblo’, casi siempre situadas en los centros de las poblaciones, proliferaron como setas en un otoño lluvioso y cálido; como curiosidad diré que la primera abierta en España fue en 1900 en el municipio pacense de Montijo. A partir de 1976, estos inmuebles, convenientemente reformados a costa del erario público, fueron devueltos a las organizaciones sindicales.

Durante la guerra civil los sindicatos se caracterizaron por su beligerancia tanto en el frente como en la retaguardia. Tanto la UGT como la CNT ejercieron, entre otras organizaciones y partidos políticos, de matones de la población civil, acusada de facciosa así como de asesinos de miles de sacerdotes, religiosos y religiosas cometiendo un auténtico genocidio.

Los sindicalistas, por Damián Beneyto

Las mejoras laborales de los trabajadores quedaron en segunda plano, no interesaba la paz social; lo importante era crear el clima para que se produjera la tan añorada revolución"

En 1960 se creaba un nuevo sindicato bajo los auspicios del PCE,  se trataba de CCOO que rápidamente se introdujo en las grandes empresas, especialmente en la minería asturiana y leonesa y, todo hay que decirlo, fue el único que tuvo presencia durante el tardo- franquismo. Su líder Marcelino Camacho le dio a este sindicato un aire de honorabilidad a pesar de que, como buen comunista, tenía de demócrata lo que yo de astronauta.

Con la llegada de la democracia y la aprobación de la Constitución de 1978 que garantizaba el derecho a sindicarse de los trabajadores en su artículo 28, se puso nuevamente de moda el sindicalismo ‘de clase’ y también los sindicatos llamados ‘amarillos’, denominados así por los que creen ser los únicos legitimados para defender los derechos de los trabajadores. Como he dicho anteriormente, a la UGT especialmente y a la CNT, prácticamente testimonial en esos días y ahora desaparecido, se les devolvió su ‘patrimonio’ inmobiliario y a los comunistas de CCOO se le adjudicaron inmuebles que pertenecieron al sindicato vertical del régimen anterior. Además, vía Presupuestos Generales del Estado, se financiaron sus actividades ya que la afiliación de los trabajadores era y es bastante pobre y las cuotas apenas sí sirven para comprar papel higiénico y poco más.

Y es en ese momento cuando comenzó el chollo del sindicalismo patrio. A la pasta gansa que reciben del gobierno de turno por realizar una serie de actividades, que en muchas ocasiones son, como se ha demostrado, un puro fraude, hay que unir a los famosos liberados sindicales, personajes que, excepto raras y honrosas excepciones, se dedican a vivir de la sopa boba durante gran parte de su vida laboral y que son los únicos a los que cuando hay una huelga no se les descuenta parte de su nómina.

Sería injusto no reconocer que gracias a algunas acciones sindicales han mejorado las condiciones laborales de los trabajadores especialmente en los primeros años de la Transición, pero en las últimas décadas los casos de corrupción tanto en UGT como en CCOO han sido numerosísimos y cientos de millones de euros se han quedado entre las uñas de los capos sindicales, siendo ya de dominio público las famosas ‘mariscadas’ de las que disfrutaron y disfrutan a costa del dinero de los trabajadores. El último caso conocido es el de UGT Madrid, donde más de 3 millones de euros de dinero público han ‘desaparecido’ por arte de birlibirloque. Créanme que hacer un listado de las golferías de UGT y CCOO sería cargante por excesivamente  prolífico.

Marcelino Camacho dio a su sindicato, CCOO, un aire de honorabilidad, a pesar de que de demócrata tenía lo que yo de astronauta"

Marcelino Camacho y el sindicalismo español; Damián Beneyto

La desafección de la mayoría de la población hacia el sindicalismo va en aumento, así lo refleja una editorial del diario ‘El Mundo’: “Cada vez más los sindicatos son percibidos como grupos sectarizados y anacrónicos al servicio de intereses de parte y de sus propias cúpulas”. Los datos de afiliación son los más bajos de los últimos 30 años y en algunos sectores como la función pública apenas si llega al 5% de los trabajadores.   

El sectarismo de los sindicatos ‘de clase’ es absolutamente obsceno, se deben a su partido matriz y, exceptuando alguna que otra escaramuza, consienten a cambio de indecentes subvenciones que los gobiernos de izquierda campeen por sus respetos. Impuestos desorbitados que gravan productos de primera necesidad son disculpados por estas camarillas de ‘comedores de marisco’ mientras los ciudadanos las pasan canutas para pagar la luz, el gas, la gasolina y, como consecuencia, alimentos básicos y otros artículos de primera necesidad. Todo vale si lo hacen los compadres mientras el dinero llene las arcas de estas organizaciones ‘cuasi mafiosas’.

Eso sí, cuando gobierna la derecha la cosa cambia y ¡de qué manera! Ya lo hicieron en la extinta II República y lo hacen ahora. Las huelgas solo se hacen contra los gobiernos de derechas, al fin y al cabo, están convencidos, que son patrimonio de la izquierda y los únicos legitimados para convocarlas. Si son convocadas por los propios trabajadores hartos de tragar o por la patronal que no puede mantener las empresas, entonces, ¡oh milagro!, es que detrás está la extrema derecha furibunda. Los cientos de miles de agricultores y ganaderos que se manifestaron el otro día en Madrid eran todos unos fascistas de tomo y lomo y los camioneros que pierden dinero en cada porte gracias a impuestos brutales aplicados a los hidrocarburos son la encarnación de Mussolini.

No cabe duda que el sindicalismo patrio necesita de una restructuración en profundidad. Los ciudadanos no podemos seguir manteniendo a una pandilla de crápulas que con el dinero de todos se pegan la vida padre y que solo actúan cuando les interesa políticamente y no cuando el pueblo soberano les necesita. El sindicalismo en nuestro país es anacrónico y tienen las mismas hechuras que en los años 30 del siglo pasado.

Por cierto, y aquí termino, ¿alguien sabe lo que cobran los secretarios generales de UGT y CCOO? Es uno de los secretos mejor guardados.

Damián Beneyto

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Los candidatos. Carta abierta al Sr. Casado | Damián Beneyto

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Los candidatos. Carta abierta al Sr. Casado | Damián Beneyto

Los candidatos

Carta abierta al Sr. Casado

DAMIÁN BENEYTO

Me voy a permitir comenzar esta parrafada con la pregunta con la que mi querida amiga y excelente periodista Lola Izquierdo titula su último artículo en La Capital de Tierra de Barros y que dice así: “¿Quiere ganar el PP las elecciones en Extremadura?”

Las últimas noticias aparecidas en los medios parecen indicar que para Génova no parece prioritario arrebatar al PSOEX el gobierno de Extremadura. Esto no es una afirmación gratuita, hay razones que así lo indican y que expondré a continuación con el ánimo de que se tomen las mejores decisiones para intentar conseguir que el Partido Popular vuelva a gobernar esta Comunidad y la saque del ostracismo en la que vive.

El próximo candidato, tanto a presidir el Partido Popular de Extremadura como a optar a la presidencia de la Junta, deberá darse a conocer cuanto antes mejor, y todo lo que sea retrasarlo va a jugar en su contra"

Damián Beneyto

Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977.  Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.

El retraso del Congreso Regional del partido es una de las razones que me hacen suponer que para los dirigentes del partido en Madrid, los extremeños pintan poco. Si la continuidad de José Antonio Monago al frente del Partido Popular extremeño no se contempla, quiere decir que el próximo candidato, tanto a presidir el partido como a optar a la presidencia de la Junta, deberá darse a conocer cuanto antes mejor, y todo lo que sea retrasarlo va a jugar en su contra. Tiene que promocionarse, montar un solvente equipo de campaña y confeccionar un programa electoral que dé soluciones a los problemas de Extremadura. A algo más de un año vista y sin aun fecha para el Congreso al próximo presidente del PP de esta Comunidad se lo están poniendo bastante difícil.

El Sr. Monago, en mi opinión, está amortizado políticamente en esta Comunidad, no quiero decir con esto que no pueda prestar grandes servicios al partido, a esta tierra y a España en otros menesteres, pero aquí ya ha cumplido y con creces. Conseguir gobernar en Extremadura después de casi 40 años de clientelismo socialista tiene muchísimo mérito, pero ahora toca savia nueva y él lo sabe.

Encontrar al candidato idóneo no es fácil, pero debe imperar el sentido común, la generosidad y dejar de lado las filias y las fobias por el bien de Extremadura. Yo sé que algunos que llevan casi toda su vida laboral viviendo del momio de la política se resisten a volver a sus ‘aposentos’ de ciudadanos de a pié y prefieren un candidato que, aunque se pierdan las elecciones, les garantice seguir con la mamandurria. Y si yo lo sé, el Sr. Casado y hasta el Sr. García Egea lo saben. 

Y por ahí parece que van los tiros…

En política, como en otras actividades humanas, los experimentos hay que hacerlos con gaseosa y más cuando miles de ciudadanos se juegan su futuro que hoy, gracias al PSOEX, se ve bastante negro.

Buscar a algo más de un año vista un mirlo blanco es, con todos mis respetos para el mirlo, una gilipolluá. Creer que se van a repetir situaciones como las ocurridas en otras Comunidades es no conocer ni a Extremadura ni a los extremeños. Aquí solo se puede romper el tinglado que tiene montado D. Guillermo y sus muchachos con alguien que sea ambidiestro, cercano, que transmita confianza y tenga experiencia de gestión. Blanco y en botella, como se diría en el lenguaje ‘tertulianés’  de mi admirado D. Antonio Burgos.

Fernando Pizarro es ahora mismo, por su trayectoria y por sus resultados, el único candidato con capacidad para darle cumplida respuesta al 'místico de Olivenza'"

Fernando Pizarro; Alcalde de Plasencia; Partido Popular de Extremadura

Sr. Casado, si usted responde que ‘sí’ a la pregunta que hace mi amiga Lola y de verdad pretende que el PP gane en Extremadura las próximas elecciones autonómicas, déjese de milongas, de experimentos absurdos, de asegurar poltronas y apoye al único candidato que puede derrotar en las urnas al sempiterno, y no por ello menos cáustico para esta tierra, Sr. Fernández Vara.

Fernando Pizarro es ahora mismo, por su trayectoria y por sus resultados, el único candidato con capacidad para darle cumplida respuesta al ‘místico de Olivenza’. Ganar tres veces por mayoría absoluta la alcaldía placentina no es moco de pavo, incluso cuando el Partido Popular iba en toda la Comunidad cuesta abajo. Su gestión ahí está, su honorabilidad ahí está, su falta de sectarismo y su empatía ahí están. Ha sido portavoz regional del partido y presidente de la FEMPEX. Es conocido y respetado fuera y dentro del partido en toda Extremadura y, por si fuera poco, fue alumno mío al que una vez suspendí y aun no me ha perdonado.

Sr. Casado, no cometa el error de dejarse aconsejar por los que solo buscan su acomodo personal, hágame caso. La fortaleza de un líder está en rodearse de los mejores para llevar a cabo un proyecto político, no en contentar, queriéndose asegurar una supuesta fidelidad, a los que solo aspiran a mantener su poltrona.

Seguramente la Sra. Guardiola es un gran valor para el partido, no me cabe duda, pero ahora no es su momento y menos con el poco tiempo que queda para las elecciones autonómicas. No es casualidad que primeros espadas del partido hayan dicho ‘no’ a presentar su candidatura, como supongo que usted sabrá.

El próximo Congreso Regional puede ser el principio de una gran etapa para el PP extremeño y para Extremadura o un más de lo mismo. Usted y solo usted tiene la palabra. Lista única encabezada por Fernando Pizarro sería lo mejor, pero de no ser así, que Dios reparta suerte y, si salgo elegido, allí estaré de compromisario. Espero saludarle.

Damián Beneyto

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La pandemia extremeña | Damián Beneyto

La pandemia extremeña | Damián Beneyto

La pandemia extremeña | Damián Beneyto

La pandemia extremeña

DAMIÁN BENEYTO

No, no voy a hablar en esta parrafada de la pandemia de la Covid 19, tema muy socorrido para contertulios y articulistas, a pesar de que la hemos sufrido y la seguimos sufriendo en Extremadura en todas sus variantes. El virus chino se ha repartido por todo el planeta y no íbamos nosotros a ser menos, en esto claro…

Me voy a referir a una pandemia autóctona y que lleva siglos instaurada por estos lares sin que seamos capaces de que remita ni de conseguir una vacuna. Este virus que nos lleva contagiando desde tiempos inmemoriales se llama CONFORMISMO.

Los extremeños somos 'pobres hasta para pedir' convirtiéndonos en los pobres más agradecidos de España"

El virus en cuestión no afecta directamente al cuerpo aunque, al final, también se resiente, pero es más bien un virus del alma. El individuo afectado acepta fácilmente y casi sin rechistar cualquier circunstancia, aunque esta sea adversa y/o injusta.

Damián Beneyto

Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977.  Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.

Extremadura es una zona endémica de ‘conformismo’ desde tiempos inmemoriales y solo aquellos que abandonan estas latitudes se libran de padecerlo. Es algo que está en el ambiente, que se respira; es como si un cielo plomizo oprimiera a sus habitantes impidiéndoles cualquier gesto de protesta y mucho menos un acto de rebeldía.

Yo creo que el último que no lo padeció fue Viriato, aunque él mismo fuera víctima del conformismo de otros que prefirieron ser vasallos a ser protagonistas de su propia historia.

Sin embargo, fuera de estas latitudes, el extremeño es audaz, reivindicativo e incluso capaz de defender tierras que no son las suyas e idiosincrasias que poco tienen que ver con las que heredaron de sus padres. Una auténtica paradoja…   

El ‘virus del conformismo’ ha creado una sociedad abúlica, anodina, que carece de estímulos para progresar o, lo que es peor, que no le importa progresar. Un pueblo agarrado al mínimo esfuerzo útil que, al carecer de iniciativas, se deja conducir cual rebaño borreguil por los derroteros que les marcan cuatro prebostes cuyo único interés es mantener el poder.

Este estado de ‘catalepsia reivindicativa’ se ha ido gestando a lo largo de los tiempos debido a la acción de los distintos gobiernos que ha tenido España con la connivencia de los factótums de la región. Podemos decir que Extremadura es ‘la Cenicienta’ de España con una madrastra que siempre le negó el pan y la sal y unas hermanastras insolidarias y ventajistas, pero sin hada madrina ni príncipe que la socorra.

El 'virus del conformismo' ha creado una sociedad abúlica, anodina, que carece de estímulos para progresar o, lo que es peor, que no le importa progresar"

Siempre fue el destino de esta tierra alimentarse con las migajas que caían de los platos de los demás y aun hoy lo sigue siendo, aunque ya se ha acostumbrado e incluso muestra en muchas ocasiones  agradecimiento por la caridad recibida.

Sin duda Extremadura es una tierra maltratada por los poderes del estado, o quizás mejor ninguneada, pues históricamente siempre ha pasado desapercibida, como si no existiera. Es un ‘paso a ninguna parte’, a pesar de su extensa frontera con Portugal, y es considerada por el resto de España como un territorio exótico habitado por gentes sencillas, de carácter afable y bastante hospitalario, pero nada emprendedoras y resignadas a ser las más miserables y pobretonas del país.

Algunos pensábamos, yo entre ellos, que con la democracia las cosas cambiarían y que el estado de las autonomías contribuiría a un reparto más solidario de ‘los dineros públicos’, e incluso que aquellas comunidades con menos recursos serían más favorecidas para conseguir acercarse a las más prósperas (convergencia); pero de eso nada de nada, al contrario, los ricos, como siempre, son cada vez más ricos y los pobres, pues eso… extremeños.

La migración de los extremeños a Cataluña y País Vasco en los sesenta.

También pensábamos algunos -valga la reiteración-, yo entre ellos, que el virus del conformismo podría desaparecer; vamos, que la democracia y la autonomía iban ser la vacuna que hiciera que los extremeños salieran del letargo en el que llevaban sumidos desde que murió Viriato, pero también nos equivocamos. El pueblo soberano cambió a unos caciques por otros y se apuntó con entusiasmo, delirio y frenesí al ‘social-conformismo’,  poniendo su futuro en manos de los que vieron que eso de gobernar a unos ciudadanos aletargados por el virus en cuestión era -y es- un chollo.

La pandemia no solo persiste, sino que además el ‘bicho’ ha mutado. Los síntomas del conformismo han pasado de la modorra pasiva a la modorra activa. En Extremadura, excepto raras y honrosas excepciones, se ejerce el conformismo activo, se ha pasado de aceptar sin rechistar las injusticias y los agravios a justificarlos e incluso a agradecerlos. ¡Joder con el virus!

El ‘social-conformismo’ ha llegado a tales niveles de virtuosismo que ha llegado ya a justificar la falta de recursos con la in-necesidad de los mismos. Hemos hecho nuestro eso de ‘ser pobres hasta para pedir’ y ya vemos como normal la falta de progreso y de creación de riqueza. Somos los pobres más agradecidos de España y quizás de Europa.

Nuestros líderes autonómicos, siempre han sido ‘social-conformistas’, como no podía ser de otra manera -que se diría en politiqués- y han practicado la modorra activa con eficacia. Algunos lo han intentado disimular con algún que otro arrebato doméstico, pero nada importante, mientras que otros dada su gran carga viral han llegado a un nivel de ‘excelencia resignativa’ tal que han conseguido hacer de la sumisión todo un arte y de la mansedumbre una ciencia.

Guillermo Fernández Vara y el conformismo extremeño

El 'social-conformismo ha llegado a tales niveles de virtuosismo que ha llegado ya a justificar la falta de recursos con la innecesidad de los mismos"

Los últimos acontecimientos corroboran la existencia de esta pandemia. En pocos días, y mientras el personal andaba entretenido en realizarse ‘test de antígenos covidianos’ o similares, Extremadura ha perdido la posibilidad de comunicarse por ferrocarril con el noroeste de España y por carretera con el este. Adiós para siempre a la línea Plasencia-Astorga -por petición del gobierno de España a la Unión Europea- y a convertir la N-430 en autovía.

Nadie ha dicho ni ‘esta boca es mía’. Nuestro preboste autonómico Sr. Fernández Vara, digno representante del ‘social-conformismo’, no ha lanzado ni un suave susurro y seguramente justificará esta nueva afrenta a Extremadura con alguna homilía bucólica y pastoril a las que nos tiene acostumbrados.

El resto de fuerzas vivas, algún que otro requiebro en las redes sociales y poco más, y la sociedad civil, afectada por esta pandemia endémica del conformismo, pues nada de nada, feliz como una perdiz. Por no haber ya, no hay ni milanas reivindicativas, los efectos de este virus son absolutamente letales.

Dice uno de los pocos extremeños a los que el virus del conformismo no ha afectado, el profesor D. Julián Mora, que la disminución de la población en esta Comunidad es alarmante y que Extremadura se está despoblando a pasos agigantados, demostrándolo con serios estudios demográficos.

Las causas son claras. A la falta de inversiones públicas y planes de desarrollo de los gobiernos de España hay que añadir la poquísima iniciativa privada y el nulo aprovechamiento de los recursos naturales de la región, pero sobre todo, el problema es el virus del conformismo que, o encontramos una vacuna, o en unos años nos convertiremos en una especie de ‘reserva india’ donde sólo habiten algunos ‘socio-conformistas’, algún que otro ecologista -u -oncologista’- de mesa camilla y zapatillas de franela y el dichoso virus. Y si no, al tiempo.

Damián Beneyto

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