Los nuevos Chiripitifláuticos | Damián Beneyto
Los nuevos Chiripitifláuticos | Damián Beneyto
Los nuevos Chiripitifláuticos
DAMIÁN BENEYTO
Los que ya tenemos una edad recordamos aquel programa infantil -cuando había programas infantiles- donde Locomotoro, Valentina, el Tío Aquiles y el Capitán Tan hacían las delicias de los niños del tardofranquismo. Estos simpáticos personajes eran niños grandes, disparatados y algo esperpénticos.
En sus historias no había esas cosas que hay ahora y que hacen que los ‘censores de las buenas costumbres’ estén ojo avizor o al menos yo no lo recuerdo. Nadie hablaba entonces de sexismo, ni de xenofobia, ni de animalismo, ni de…; era sólo, nada más y nada menos, que un programa infantil que solo pretendía entretener a unos niños que, aunque algunos no se lo crean, éramos razonablemente felices.
Estos nuevos chiripitifláuticos, por arte de birlibirloque, se han convertido en dirigentes políticos, han escalado a la cima del poder y lo peor es que están para quedarse. ¿Dónde van a vivir mejor?"
Damián Beneyto Pita es natural de Carcaixent (Valencia), pero extremeño y residente en Plasencia desde 1977. Profesor de Enseñanza Secundaria. Fue Director del Centro de Artes Escénicas y de la Música, CEMART, entre 2007 y 2011. Director también de la Escuela Superior de Arte Dramático de Extremadura entre 2007 y 2010, Diputado en la Asamblea de Extremadura por el Partido Regionalista Extremeño, PREX, entre 2011 y 2015.
Hecho este preámbulo les diré que, como muchos otros personajes, hasta los Chiripitifláuticos han evolucionado, se han hecho mayores y han perdido su encanto de niños grandes para convertirse en adefesios. No es que mis cuatro amigos de la infancia se hayan transformado, es que se ha usurpado su personalidad y han sido sustituidos en la España del siglo XXI por otros niños grandes que, en lugar de entretener con sus ocurrencias y disparates, se empeñan en hacer la vida imposible a unos ciudadanos que, desgraciadamente, creen que vivir en un puro esperpento les va a solucionar su modus vivendi.
Los nuevos chiripitifláuticos siguen saliendo en la tele, pero ya no entretienen ahora cabrean, provocan, aburren y generan rivalidades innecesarias que provocan enfrentamiento hasta en el seno de las familias. Estos personajes, por arte de birlibirloque, se han convertido en dirigentes políticos, han escalado a la cima del poder y lo peor es que están para quedarse. Porque ¿dónde van a vivir mejor?
Están todos cortados por el mismo patrón, observen:
- Todos nacieron durante la Transición en familias razonablemente acomodadas.
- Todos pasaron por la universidad, excepto raras y “lastrosas” excepciones, pero la universidad no pasó por ellos.
- Casi ninguno ha pegado un palo al agua en su vida salvo la dedicación en alma vida y corazón a un partido político.
- Están acostumbrados a llevarse por delante a quién haga falta con tal de conseguir sus objetivos que no son otros, que el poder y el dinero, y no necesariamente en ese orden.
- Están convencidos de ser imprescindibles, su mesianismo resulta, en algunos casos, patético.
- Han hecho del eufemismo un arte para evitar, en lo posible, llamar a las cosas por su nombre.
- La mentira es consustancial a su concepto de la ética.
- No se besan porque no se alcanzan. Su narcisismo es conmovedor y se sienten por encima del bien y del mal.
- Su nivel cultural es más bien exiguo y a poco que se rasque se notan las carencias.
- El fin justifica los medios, este es el eslogan que adorna el frontispicio de estos personajes.
Así es nuestra clase política dirigente, niñata con más humo que fuego, con ínfulas de “prima donna” y acostumbrada a hacer su santísima voluntad por mucho que el país se vaya al garete.
Los últimos acontecimientos ocurridos en el PP no son más que un ejemplo del nivel de nuestros prebostes, pero antes ya ocurrió en el PSOE con un tal Sánchez de ida y vuelta y en Podemos con un Iglesias aquejado de un infantilismo crónico. Ningún partido se salva del aterrizaje de los nuevos chiripitifláuticos dispuestos a convertir a España en una verbena grotesca sin barquillos ni organillos pero con muchos chulos y chulapas.
Como dice Rajoy, que en un país serio seguiría siendo presidente del Gobierno, la política debe ser para los adultos y no para esta caterva de niñatos malcriados que, con el beneplácito de un pueblo soberano sumido en el “tontoculismo”, van a dejar este país hecho un erial. Pero no se preocupen lo de Eurovisión está arreglado, menos mal…
Damián Beneyto